Le estaba dando a Charlie, mi gato, uno de mis abrazos mortales ¡algo que a él generalmente le encanta! Entonces, el iPad se cayó de la mesa y Charlie se asustó, así que se levantó muy rápido y saltó sobre el respaldo de la silla. Al hacerlo, accidentalmente me arañó el ojo. Me asusté mucho y llamé a mis padres.
Sabía que tenía que perdonar a Charlie, porque en otras ocasiones había demostrado que perdonar es el primer paso en la curación, puesto que perdonar me ayuda a sentirme cerca de Dios. Así que eso fue lo que hice. Sabía que Charlie nunca me había querido lastimar.
Mis padres y yo oramos por mí, sabiendo que no podía haber accidentes en el reino de Dios, ya que Dios es del todo bueno, tiene todo el poder y no conoce el mal. Así que debo estar siempre a salvo.
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