En un momento dado hace años, nuestra joven familia tenía muchas necesidades financieras urgentes, y un día en particular, además de preocuparme por las finanzas, me sentía bastante mal. Incluso la idea de llevar a mis hijos a la escuela ese día me parecía abrumadora.
Entonces, me vino el tierno pensamiento, “Deja de preocuparte por todo esto y solo siéntete agradecida”.
La gratitud, como un reconocimiento activo de la bondad, nos aleja de la melancolía mórbida sobre la carencia y la limitación, y centra nuestro pensamiento en nuestras bendiciones. He descubierto que cuando me doy contra una pared con respecto a una relación, a las finanzas, o a no poder superar un problema difícil de salud, centrarme en la gratitud puede ayudar enormemente. Esto, de hecho, me ha sacado de dilemas como esos muchas veces.