En 2014, sentí algo de picazón en uno de los dedos del pie. Al principio, no le di importancia y lo ignoré. Pero muy pronto noté cierta inflamación. Como me apoyo en Dios para todas mis curaciones, recurrí a Él en oración en busca de guía. Oré para saber que la materia no tiene sensación y que no podía sufrir de ningún tipo de inflamación porque fui creada espiritualmente.
Continué orando por esto durante todo el día, pero a la mañana siguiente me desperté con dolor. Vi que tenía un forúnculo en un dedo, y que el pie estaba hinchado. Tenía mucho miedo, porque me recordó los forúnculos que mi hijo mayor había tenido hacía unos años. Se habían sanado, pero yo seguía temerosa, y decidí llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara con su oración. Ella con mucho amor estuvo de acuerdo en orar conmigo.
Le conté a la practicista acerca de mis temores, y me dijo que yo estaba hecha a imagen y semejanza de Dios y que Su reflejo no podía ser temeroso. También me dio esta verdad de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Lloramos porque otros lloran, bostezamos porque ellos bostezan, y tenemos viruela porque otros la tienen; pero la mente mortal, no la materia, contiene y es portadora de la infección” (pág. 153). Yo sabía que la curación se produce en el pensamiento. Ella también me dijo que sería bueno estar agradecida en lugar de temerosa, ya que mi hijo había sido sanado por medio del tratamiento en la Ciencia Cristiana, y no había vuelto a producirse.
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