Mi hijo tiene un entendimiento y un conocimiento excepcionales de las aves. A menudo, cuando estamos afuera, él dice: “¿Escuchaste eso?”. Y cuando le respondo que escuché una cortadora de césped, niños jugar o a un perro ladrando, me responde algo como: “¡No, me refiero a la curruca verde de cuello negro!”.
Me he dado cuenta de que, si bien escucha también los sonidos que yo estoy escuchando, los mismos no lo distraen. Él está allí para escuchar a las aves, y su atención está tan afinada, que puede distinguir cada canción y llamado únicos, sin permitir que sus pensamientos sean atraídos por los otros ruidos.
Esto ha sido una lección para mí, demostrándome que el hecho de practicar para que nada distraiga mi atención a Dios en la iglesia, así como en mi práctica de la Ciencia Cristiana, puede traer un gran crecimiento espiritual y curaciones. Dicha atención centrada en el Espíritu divino durante un servicio religioso, llega a la esencia del mensaje espiritual que se halla en la Lección-Sermón de la Ciencia Cristiana, en los himnos y en la oración, y no distrae de ese mensaje.
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