Papelitos amarillos llenos de tareas pendientes. Página tras página de llamadas por hacer, informes por escribir, reuniones a las que asistir. Cada minuto del día de trabajo de mi jefe estaba ocupado. Él era presidente de la firma de investigación para la que yo trabajaba, y los empleados y clientes lo conocían como el administrador más consumado del tiempo.
Ciertamente, sus métodos eran sorprendentes. Tener la capacidad de administrar el tiempo con eficacia puede ser sumamente útil. Pero para mí persiste una pregunta: ¿Son correctas nuestras prioridades? ¿Estamos prestando atención a lo que, en última instancia, es lo más importante?
Muchos han hallado que la oración y el descubrimiento espiritual son las prioridades más importantes de cada día. Hacer tiempo para estar en silencio y oración en comunión con Dios, la Mente, fortalece nuestra confianza en el cuidado de Dios, y hace que estemos cada vez más conscientes de que la dirección divina está en operación.
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