En julio de 2017, mi esposa sintió que tenía un soplo en el corazón, lo que la asustó mucho. Aunque apoyaba mi estudio de la Ciencia Cristiana, ella no era estudiante de esta Ciencia, de manera que decidió consultar con un médico especialista.
El cardiólogo que la examinó no notó nada alarmante respecto al soplo, pero estaba preocupado por el tamaño de su corazón, el cual era muy grande. Le dijo que tenía una seria anormalidad cardíaca y pronosticó que la condición continuaría empeorando.
Al regresar a casa, mi esposa me informó del diagnóstico y me pidió que orara por ella, diciendo, “Pongo mi confianza en Dios”. Mientras ella leía artículos de El Heraldo de la Ciencia Cristiana sobre el tema de eliminar el temor del pensamiento, yo puse en práctica lo que había aprendido sobre cómo tratar la enfermedad metafísicamente. Me volví a Dios en oración, y afirmé que nuestro Padre celestial es la autoridad soberana que crea y gobierna todo en Su universo espiritual. Como Principio divino, Dios es el único legislador y Sus leyes son justas y armoniosas.
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