En julio de 2017, mi esposa sintió que tenía un soplo en el corazón, lo que la asustó mucho. Aunque apoyaba mi estudio de la Ciencia Cristiana, ella no era estudiante de esta Ciencia, de manera que decidió consultar con un médico especialista.
El cardiólogo que la examinó no notó nada alarmante respecto al soplo, pero estaba preocupado por el tamaño de su corazón, el cual era muy grande. Le dijo que tenía una seria anormalidad cardíaca y pronosticó que la condición continuaría empeorando.
Al regresar a casa, mi esposa me informó del diagnóstico y me pidió que orara por ella, diciendo, “Pongo mi confianza en Dios”. Mientras ella leía artículos de El Heraldo de la Ciencia Cristiana sobre el tema de eliminar el temor del pensamiento, yo puse en práctica lo que había aprendido sobre cómo tratar la enfermedad metafísicamente. Me volví a Dios en oración, y afirmé que nuestro Padre celestial es la autoridad soberana que crea y gobierna todo en Su universo espiritual. Como Principio divino, Dios es el único legislador y Sus leyes son justas y armoniosas.
En Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, bajo el título marginal “El hombre no es estructural”, Mary Baker Eddy escribe: “El hombre es espiritual, individual y eterno; …” (pág. 173). Por lo tanto, afirmé que puesto que el hombre es espiritual y Dios es la Vida de todas las ideas espirituales, el hombre está siempre intacto y funciona perfectamente.
En Hebreos 4:12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. Yo sabía que las observaciones del cardiólogo no tenían nada que ver con la naturaleza divina de mi esposa, porque solo la Palabra de Dios puede describir con precisión una idea espiritual —la verdadera identidad de cada uno de nosotros— y esa Palabra nos muestra que somos perfectos y completos. Pensé que, por ser hija de Dios, mi esposa naturalmente expresaba una regularidad constante en todas sus funciones.
Un Científico Cristiano no ora para restablecer la salud de un órgano enfermo. Como declara Ciencia y Salud en la página 278: “La metafísica divina explica la nada de la materia. El Espíritu es la única sustancia y la única consciencia reconocidas por la Ciencia divina”.
Al orar, yo sostenía que la materia es inerte y no puede tener ninguna sensación, así que los informes del cuerpo que sugieren que la enfermedad es real son tan solo una creencia falsa de vida en la materia, apoyada por las teorías médicas pero no por la Ciencia divina. Los pensamientos errados acerca de un cuerpo enfermo no tienen el poder para entorpecer la expresión de Dios, la cual es siempre perfecta.
Mientras continuaba afirmando la existencia espiritual y perfecta de mi esposa, un día ella sintió un cambio en su pensamiento mientras leía El Heraldo. Tuvo una vislumbre de su perfección como idea del Principio divino, y ya no tuvo temor del diagnóstico médico porque comprendió que su verdadera estructura no era material y variable, sino espiritual y eternamente intacta, al haber sido creada por Dios.
Cuando volvió a ver al cardiólogo, como este le había pedido, él se quedó atónito al ver que el tamaño del corazón había disminuido notablemente, y la protuberancia que había encontrado antes había desaparecido. El médico no podía explicar el cambio repentino, pero nosotros sabíamos que era el resultado de la oración.
Estamos profundamente agradecidos a nuestra Guía, Mary Baker Eddy, quien descubrió el perdido arte de la curación por medio del Cristo. A través de sus obras y sus escritos, ella mostró cómo poner en práctica las reglas de la Ciencia Cristiana en nuestra vida diaria. Esta curación nos probó la constante unidad entre el Todopoderoso y Su idea espiritual, el hombre perfecto, y sabemos que esta unidad está establecida ahora y para siempre.
Christian Georges Martin
Fos-sur-Mer, Francia
