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Original Web

Curación de una herida

Del número de agosto de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 11 de junio de 2019 como original para la Web.


Cuando mi padre fue transferido a Chandigarh, India, en 2013, el mejor regalo que recibió mi madre allí de una nueva amiga fue la Ciencia Cristiana. Comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana en 2017. Desde entonces, he tenido muchas curaciones y obtenido soluciones relacionadas con la admisión a la universidad, problemas con mi compañero de cuarto, los exámenes y la salud. Quiero expresar mi gratitud por la reciente curación que tuve de una herida accidental.

Para obtener el título de Licenciado en Ingeniería Eléctrica en mi universidad, debía asistir a un taller de proceso de fabricación como parte de mi currículo.

Un día, se suponía que teníamos que trabajar con una chapa de metal galvanizado. Antes de comenzar, nuestro instructor nos pidió que manipuláramos cuidosamente estas chapas, porque hasta la más pequeña herida sería sumamente nociva; y describió los síntomas que resultarían de un pequeño corte. Enseguida comenzamos a trabajar y a cortar las chapas.

Después de terminar el trabajo con mi chapa, cuando empecé a quitarla del soporte metálico, salió abruptamente cortándome la parte inferior del dedo pulgar. Inmediatamente, me invadió el temor cuando recordé lo que nuestro instructor nos había dicho sobre los efectos nocivos de este tipo de herida.

Cuando regresé a mi cuarto, decidí llamar a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara con la oración a eliminar mis temores que resultaban de lo que el instructor había dicho. La practicista compartió conmigo el siguiente pasaje de la página 397 de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy: “Cuando ocurre un accidente, piensas o exclamas: ‘¡Estoy herido!’ Tu pensamiento es más poderoso que tus palabras, más poderoso que el accidente mismo, para hacer real la lesión.

“Ahora revierte el proceso. Declara que no estás herido y comprende el porqué, y encontrarás que los buenos efectos resultantes están en proporción exacta a tu descreimiento en la física y a tu fidelidad a la metafísica divina, la confianza en que Dios es Todo, como declaran las Escrituras que Él es”.

Oré de esta forma y comencé a comprender que Dios es el único poder real. Ver que Dios, quien es Espíritu, es Todo me ayudó a comprender que la materia no es real y por lo tanto no tiene sensación. Y puesto que somos espirituales, podemos verdaderamente sentir solo lo que es espiritual. Este razonamiento está basado en “la declaración científica del ser”, que aprendí en la Escuela Dominical, la cual dice en parte: “El Espíritu es real y eterno; la materia es lo irreal y temporal. El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual” (Ciencia y Salud, pág. 468). Sabía que toda herida es irreal porque no viene de Dios, quien es completamente bueno.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, noté que la herida había desaparecido casi por completo y ya no tenía dolor. Ninguno de los efectos que el instructor había predicho ocurrieron. El pulgar afectado recuperó totalmente su apariencia normal en dos días.

Estoy profundamente agradecido a Dios por esta hermosa curación, a Mary Baker Eddy por su libro Ciencia y Salud y a la practicista por su ayuda con la oración.

Shrinkhala Sao
Chandigarh, India

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