Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer
Original Web

Para jóvenes

Una invitación abierta

Del número de agosto de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 28 de mayo de 2019 como original para la Web.


Siempre había amado la iglesia. Me encantaba el compañerismo. Me encantaba apoyar a mi comunidad por medio de nuestros servicios religiosos y otras actividades. Y disfrutaba al sentir que podía servir a la congregación cuando oraba.

Pero entonces un sentimiento diferente me impactó. La inconveniencia. Tenía un nuevo bebé en casa y de repente me sentí bastante agobiado por la idea de ir a la iglesia.

La pregunta más profunda con la que estaba lidiando regresó en forma de qué es la Iglesia realmente. Como Científico Cristiano, estaba familiarizado con la definición espiritual de Iglesia en el Glosario de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, que comienza, “La estructura de la Verdad y el Amor;…” (pág. 583). Me sentía muy seguro de que la palabra estructura no hacía referencia a las vigas, paredes y piso de una iglesia. La Verdad y el Amor se refieren al Espíritu, Dios, así que podía ver que esta estructura divina debe ser espiritual, y debe encontrarse en todas partes, puesto que Dios está en todas partes. Y esto significaba que podía vivir la Iglesia en un sentido espiritual, dondequiera que estuviese, ¿verdad? Sí, podía encontrar la Iglesia en un edificio el domingo por la mañana, pero también vislumbrar la presencia de la Iglesia en las montañas durante una caminata, en la paz de mis familiares al expresarle afecto a nuestro nuevo bebé, e incluso en una fila para pagar en el supermercado. ¿Por qué debía sentirme atado a lo que, francamente, sentía como un ritual inconveniente?

En mis oraciones, me he acostumbrado a ponerlo todo sobre la mesa. Simplemente le pregunto a Dios lo que sea que esté pensando. Sin embargo, la clave para mí está en asegurarme de que realmente estoy escuchando la respuesta. Así que mientras oraba sobre esta pregunta de si debía seguir yendo a la iglesia, quería asegurarme de que estaba escuchando honestamente, no solo desahogándome para luego hacer lo que quisiera.

Bueno, recibí una respuesta, y la respuesta fue sorprendente. Básicamente le pregunté a Dios por qué ir a la iglesia era mejor que “vivir la Iglesia” donde sea que estuviera. La respuesta no llegó en la forma de una tabla para comparar los beneficios de lo uno con lo otro. ¡La respuesta fue una invitación! Las respuestas a mis oraciones no siempre vienen como palabras específicas, pero esta vez escuché: “¿Por qué no vienes a ver lo que estoy haciendo? ¿Por qué no vienes a ver qué pasa cuando todos ustedes son llamados a reunirse?”.

Ahora bien, me encanta aceptar invitaciones. Ya sea una noche de juegos, una caminata, o incluso algo que normalmente no haría, trato de tener el hábito de aceptar invitaciones, porque a menudo parece una buena manera de honrar y cuidar a la persona que me invita. ¡Que mi oración fuera respondida con una invitación de Dios para “ir y ver” lo que realmente estaba sucediendo en la iglesia, cambió radicalmente mi cuestionamiento! Dios no dijo que no era válido vivir la Iglesia en los senderos o en la tranquilidad del hogar. Simplemente me invitó a ver lo que Él estaba haciendo, ¡lo que está haciendo el Amor!, por mí y por los demás, cuando nos reunimos para escucharlo.

“Ven y ve” es mucho más agradable que “haz esto o de lo contrario”. También ignora totalmente la conveniencia de algo; simplemente da la oportunidad de valorar al que da la invitación y de ir a ver y disfrutar de algo nuevo.

Así que, cuando recibí ese mensaje, no pude evitar reírme y decir: “Bueno, cuando lo pones así, ¡claro!, ¡iré!”. Al domingo siguiente regresé a la iglesia, y desde esa semana de oración, me ha encantado aceptar la invitación de Dios de simplemente ir y ver. En los años que siguieron, nos mudamos por todo el país y asistimos a muchas filiales diferentes de la Iglesia de Cristo, Científico. Claro, a veces no puedo estar en la iglesia. Pero ahora que considero mi compromiso con la iglesia como una respuesta a una invitación en lugar de estar cumpliendo con una tarea de mi lista, me encanta ir y ver lo que Dios está haciendo, cómo el Amor mueve los corazones y las mentes, y ser un participante en ese movimiento de curación.

Entonces, ¿por qué (todavía) amo la iglesia? Porque la iglesia nos ofrece una invitación abierta a todos para ver lo que Dios está haciendo y lo bueno que es Él. Claro, podemos ver esa actividad divina en todas partes. Pero es una alegría especial reunirse tan intencionalmente en la iglesia y ser testigos de esa actividad divina juntos.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / agosto de 2019

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.