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Original Web

Más que sentarse en un banco

Del número de agosto de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 31 de mayo de 2019 como original para la Web.


Yo era el único que estaba sentado en el banco de la iglesia. Todos los demás estaban arrodillados en el servicio de comunión de nuestra filial de la Iglesia de Cristo, Científico, pero me resultaba demasiado incómodo arrodillarme, debido a un problema interno muy doloroso. 

Sin embargo, me di cuenta de que no estaba simplemente sentado en un banco de iglesia. Estaba allí en la iglesia, situándome mentalmente, aun más que físicamente, para experimentar un sentido más profundo de la realidad; una realidad que, cuando fuera comprendida, revelaría la estructura de lo que soy realmente. Más tarde, mientras continuaba dejando que un sentido espiritual más fuerte de Iglesia me bendijera, se produjo gradualmente un ajuste, y me encontré en vías de liberarme del problema, y poder arrodillarme en futuros servicios de comunión.

Muchas personas a lo largo de los siglos han encontrado paz e inspiración mientras estaban sentadas en un banco. Es posible que la estructura de la iglesia haya sido grandiosa o puede que haya sido modesta. Pero el sermón, la música, la oración, todo ello ha alentado a los individuos a ser receptivos a la influencia divina en sus propias vidas. Estar sentado en un banco puede aún hoy traer mucha inspiración, y mientras estamos allí, podemos ganar más de lo que podríamos darnos cuenta. El sermón puede gradualmente cambiar tu perspectiva de la realidad y ser una fuerza sanadora en tu vida.

Cuando la gente piensa en la iglesia, no es inusual que se centre en la estructura; si es gótica, moderna, con arbotantes. Mary Baker Eddy, en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, nos invita a pensar en la estructura y la sustancia, y de qué manera se relaciona con la iglesia, de una forma nueva, más profunda, hasta revolucionaria. En parte de su definición de Iglesia, Ciencia y Salud afirma que la Iglesia es “la estructura de la Verdad y el Amor” (pág. 583).

En la vida diaria típica, la mayoría de la gente ve la “estructura” en el contexto de la materia. Para los sentidos materiales, parece como si la materia diera estructura a todo, desde nuestro propio cuerpo a la iglesia a la que asistimos, hasta todo el mundo que nos rodea. El estudio de la Ciencia Cristiana revela una forma considerablemente diferente de pensar en la materia. En lugar de verla como sustancia y básica para la estructura de las cosas, las ideas sanadoras que presenta la Ciencia Cristiana explican que la materia, o la creencia en la materia, es una forma errada de ver esas cosas.

El banco más significativo que realmente ocupamos nos sitúa para profundizar nuestra perspectiva acerca de la realidad espiritual.

La mayoría admitiría que la existencia, estructurada en una incertidumbre y vulnerabilidad tal como la de la materia, deja mucho que desear. La gente tal vez trate de acomodar o manejar los problemas inherentes a un concepto de la realidad estructurado por la materia. No obstante, cuando se enfrentan con sus más difíciles discordancias, no es de extrañar que los pensadores comiencen a explorar una perspectiva más espiritual.

En este punto de vista más espiritual de las cosas, vemos que la Iglesia es más que simplemente un lugar donde nos sentamos en un banco. La Iglesia, en su sentido metafísico más profundo, puede inspirar dentro de la consciencia una percepción de la estructura, el orden y el propósito verdaderos que jamás son destruidos y nunca están desorganizados. La iglesia revela una existencia que es espiritual, libre de las limitaciones y vulnerabilidades de la materia. Esta consciencia elevada saca a la luz todos los modelos y formas auténticos. Por medio de la Iglesia, la Verdad y el Amor, sinónimos de Dios, revelan un enfoque maravillosamente esclarecedor para ver cómo la realidad ha sido diseñada, y de qué manera esta realidad se va desarrollando de un modo ordenado. ¡Qué contraste con las presentaciones tantas veces desorientadas o incluso caóticas del sentido material! La materia podría describirse como un tipo de oscuridad que ocultaría u oscurecería la estructura divinamente iluminada. 

En algunas ocasiones, las circunstancias pueden determinar que tu banco sea una silla de tu casa mientras escuchas un servicio religioso por Internet. O tal vez el asiento de tu automóvil mientras avanzas en el tráfico de la autopista. No obstante, tu pensamiento aun puede ser nutrido por medio de un sentido de existencia más profundo estructurado en la Verdad y el Amor, en el Espíritu, más bien que en la materia. Aunque esto quizá suene algo teórico, puede, sin embargo, ser muy sanador. Sí, el funcionamiento e incluso el orden orgánico del cuerpo pueden ser bendecidos, y hasta sanados, dondequiera que estemos, a medida que nos sentimos cada vez más abrazados y transformados por la estructura de la Verdad y el Amor. La curación que tuve comenzó en un servicio de comunión de nuestra iglesia filial y es un ejemplo de cómo se experimenta un efecto más profundo de la Iglesia de Dios, y una evidencia del siguiente punto acerca de la fe que pone de manifiesto Ciencia y Salud: “La consciencia construye un cuerpo mejor cuando la fe en la materia ha sido conquistada” (p. 425). Más fe en la Verdad y el Amor. Menos fe en la materia.

Esta consciencia, este sentido más inspirado de Iglesia, puede bendecirnos aún más que la curación de dolencias corporales; puede producir un cambio en cualquier fase discordante de la materia. La curación, en su sentido más amplio, podría describirse como una restauración del orden; una especie de “orden primordial”. Como señala Ciencia y Salud: “El milagro no introduce ningún desorden, sino que revela el orden primordial, estableciendo la Ciencia de la ley inmutable de Dios” (pág. 135). Los ejemplos de la Biblia, tales como cuando Eliseo hizo flotar la cabeza de hierro de un hacha en el río, o cuando Jesús caminó sobre el agua e inmediatamente llegó a su destino, o cuando pasó a través de puertas cerradas, son evidencias adicionales de cómo el discernir la estructura del universo de Dios nos capacita para demostrar mucho más dominio y armonía ordenada de lo que la materia puede proporcionar.

He aquí un ejemplo actual: una familia estaba limpiando después de cenar, preparándose para asistir a una reunión de testimonios de los miércoles; una reunión que tiene el propósito de reconocer que la estructura de la Verdad y el Amor es un poder que nos da un sentido mucho más estable y perdurable de sustancia de lo que promete la materia. Cuando un miembro de la familia abrió el refrigerador, una botella cayó sobre un estante de vidrio y lo rompió. Los miembros de la familia fueron testigos de que el vidrio estaba roto. Sin embargo, en lugar de reaccionar hicieron el esfuerzo consciente de no sentirse impresionados porque para ellos lo más importante era ir a la iglesia. Cuando regresaron después del servicio, el estante de vidrio estaba intacto y en su condición original.

La curación, en su sentido más amplio, podría describirse como una restauración del orden.

Otro ejemplo fue en una época diferente, con personas diferentes y en un lugar diferente; ocurrió en una reunión de miembros en una iglesia filial. Una persona, al marcharse aquella noche, no podía encontrar las llaves de su auto. Algunos lo ayudaron a buscar en la iglesia, el estacionamiento, en todo lugar posible donde podrían habérsele caído las llaves. Pero la búsqueda fue en vano. Finalmente decidieron que alguien lo llevaría a su casa y seguirían buscando al día siguiente cuando fuera de día. Un miembro de este “grupo de búsqueda”, que no había estado cerca del hombre que perdió las llaves, fue a su auto, y cuando sacó las llaves de su bolsillo para conducir hasta su casa, allí estaban las llaves “perdidas” junto con las suyas. Aunque sumamente desconcertado, con mucha alegría se las devolvió al dueño.   

Tal vez parezca que estos ejemplos no tienen relación alguna, y también que sea algo ilógico para las mentes humanas que aceptan que la materia es sustancia y suponen que define nuestro sentido de armonía y orden. Pero los ejemplos no están desvinculados. Una existencia estructurada en la materia ofrece el constante potencial de que esta se rompa, se pierda, se enferme; la materia es siempre vulnerable. Sin embargo, cuando estamos firmemente envueltos en la consciencia de una presencia divina, estructurada por la Verdad y el Amor, tenemos un sentido cada vez mayor de orden y sustancia no sujeto a las limitaciones y las vulnerabilidades que ocurren en la llamada realidad estructurada por la materia.

Durante mucho más de un siglo, todos los domingos por la mañana las iglesias de la Ciencia Cristiana alrededor del globo han finalizado sus servicios religiosos con una declaración científica que incluye estas palabras que cambian el mundo: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia… El Espíritu es lo real y eterno; la materia es lo irreal y temporal. El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza. Por lo tanto, el hombre no es material; él es espiritual” (Ciencia y Salud, pág. 468).

Una fe creciente en la Iglesia como “la estructura de la Verdad y el Amor” ha bendecido infinidad de veces el cuerpo individual, así como también el cuerpo colectivo. Y también ha traído soluciones radicalmente nuevas a un mundo donde la mayoría de la gente está muy segura de que está basado en la materia. La verdadera estructura es de Dios, el Espíritu, y este Espíritu es la Verdad y el Amor. Y la Verdad y el Amor tienen un efecto transformador en la vida cotidiana. 

El banco más significativo que realmente ocupamos nos sitúa para profundizar nuestra perspectiva acerca de la realidad espiritual. Ese banco es mucho más que un banquito de madera o un cómodo asiento acolchonado. Es un estado de pensamiento más que un lugar en la materia. Es la consciencia de un modelo espiritual, que desarrolla la realidad de la creación de Dios de una forma armoniosa y ordenada.

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