¡Navidad! ¿Es tu fiesta favorita? En Navidad celebramos el nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios.
La Biblia nos dice que la noche del nacimiento de Jesús, el ángel del Señor se apareció a los pastores que cuidaban a sus ovejas en los campos. La gloria de Dios brilló sobre ellos. ¿Te imaginas cómo debe de haber sido eso? Al principio, estaban muy asustados. Pero el ángel dijo: “¡No tengan miedo!” y “Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador —sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén!” (Lucas 2:10, 11, NTV).
¿Por qué amamos a Jesús y sentimos alegría por su nacimiento? Él vino a enseñarnos acerca de Dios y cuánto Dios nos ama a todos. Jesús es nuestro Mostrador del camino, lo que significa que su vida nos muestra el camino para vivir. Mary Baker Eddy explica esto en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de esta manera: “Jesús fue ‘el camino’; esto es, marcó el camino para todos los hombres” (pág. 46).
En una de sus principales enseñanzas, llamada El Sermón del Monte, Jesús explicó cómo podemos ser felices y vivir en armonía unos con otros siguiendo a Dios. Jesús nos enseñó a amar a todos. Nos enseñó a perdonarnos unos a otros y a ser pacificadores. Nos dijo: “Ustedes son la luz del mundo” (Mateo 5:14, NTV).
¡Sorprendente! ¿Qué significa ser la luz del mundo? Cada hecho amable que realizas es como una lucecita que brilla. Cuando ayudas a alguien que se siente mal, estás expresando el amor de Dios e iluminando el mundo. Cuando perdonas a un amigo, alumbras el mundo con el amor puro de Dios.
Una vez, un amigo se enojó conmigo y me dijo algo malo. Entonces me enojé con él y le respondí algo malo. Después, me sentí muy triste. No sabía qué hacer, pero oré y le pedí a Dios que me ayudara. Más tarde ese día, fui a una panadería con mi familia. Vi algo muy rico y especial que sabía que a mi amigo le encantaba, y me vino la idea de comprárselo. Cuando se lo di, se sorprendió y sonrió. Los sentimientos negativos desaparecieron gracias al amor de Dios que resplandecía a través de nosotros. Supe que éramos amigos otra vez. ¡Me sentí tan feliz!
Cuando seguimos las enseñanzas de Cristo Jesús, iluminamos el mundo con el amor de Dios. ¿Recuerdas cómo brillaba la gloria de Dios la noche en que nació Jesús? Nosotros también podemos iluminar el mundo dejando que nuestra luz resplandezca, y no solo en Navidad, ¡sino todos los días!
