He estado en la búsqueda de la bondad, la generosidad y el amor. Y al hacerlo, estas cualidades se han manifestado cada vez más en mi vida. Me ha ayudado a abrir los ojos al bien que está presente y activo. Me he dado cuenta de que los momentos de bondad no son puntitos de luz en un universo oscuro, sino evidencias de la ley espiritual fundamental de la bondad omnipresente de Dios.
Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana explican que Dios solo tiene el bien reservado para Su creación. Y como es todopoderoso, no hay nada que pueda resistir ese bien. La Biblia respalda esto. Como Pablo afirma enfáticamente en su epístola a los gálatas: “La clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!” (Gálatas 5:22, 23, NTV).
En un podcast del Sentinel Watch de principios de este año, Mark Sappenfield, Redactor del Christian Science Monitor, dijo: “Cuando miras a tu alrededor en tu comunidad, ves el bien en todas partes.… Pero parece que, cuando nos movemos fuera de una cierta distancia focal, nos olvidáramos que está ahí, cuando en realidad [el bien] es pertinente y está en operación en todos estos niveles, en todos estos lugares, y hay que tenerlo en cuenta, porque [es] lo que está dando forma a nuestra sociedad” (“What can we rely on in an uncertain world?” JSH-Online.com, April 20, 2020).
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