Las noticias de mi dentista no eran buenas. Después de tomar radiografías de mis muelas del juicio en desarrollo durante mi limpieza dental regular, me dijo que una de ellas se veía afectada y que necesitaba hacer una cita con un cirujano oral para que me extirparan todas las muelas del juicio. Según él, si me quitaban una me tenían que sacar todas.
Me habían extraído un diente antes, y después de esa experiencia, yo había decidido que no era algo que quería volver a hacer. Cuando le dije esto al dentista, escribió en mi legajo médico que había rechazado el tratamiento, y me dijo que lo único que podía salvar ese diente era la intervención divina. Bueno, ¡eso era exactamente lo que yo esperaba!
Es por eso que, después de salir del consultorio del dentista, en lugar de llamar a un cirujano oral, llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. Sabía que este problema de las muelas del juicio podía ser sanado mediante la oración debido a las muchas curaciones que ya había tenido y lo que había aprendido de ellas acerca de confiar en Dios.
La practicista y yo hablamos sobre la alineación; sobre el hecho espiritual de que a pesar de que parecía que este diente y muchos otros aspectos de mi vida estaban fuera de control, en realidad, siempre estoy en línea con Dios. Dios es Principio, el cual incluye orden, alineación, armonía. Como expresión del Principio, incluyo estas cualidades, y las mismas deben expresarse en mi vida. Oré para comprender mejor este concepto de alineación, no solo para mi diente, sino también para mis relaciones y todo lo demás.
Una cosa que me desconcertaba era cómo sabría que mi diente estaba correctamente alineado y que la curación era completa, ya que mis muelas del juicio aún no habían aparecido, ni se suponía que lo harían pronto. Le pregunté a la practicista y ella me aseguró que sabría cuándo estaba sanada.
Aunque inicialmente todavía me sentía insegura de cómo lo sabría, un par de días después comprendí lo que quería decir. Mientras la practicista y yo orábamos juntas, el temor con el que había estado lidiando fue reemplazado por un sentimiento de libertad, libertad que provenía de saber que nada podía estar en desacuerdo con la forma en que Dios me hizo. Me sentía segura de que todo en mi vida era armonioso y estaba alineado con Dios, el bien.
Dos semanas más tarde, en la práctica de lacrosse, sentí parte del diente que el dentista había dicho que nunca saldría y tendría que ser removido a través de la encía. El resto del diente salió rápidamente, sin dolor, alineado y perfecto. Los otros aspectos de mi vida también encajaron en su lugar.
Seis meses después, en diciembre, cuando fui a mi próxima limpieza, el dentista se sorprendió. Me preguntó qué tipo de intervención había tenido. Mi mamá y yo respondimos que habíamos orado. Él declaró que era un milagro navideño. Pero yo sabía que no había sido un milagro. Fue el resultado natural de alinear mis pensamientos con lo que era espiritualmente cierto acerca de mí como la creación perfectamente alineada de Dios. Un par de años más tarde, alrededor del momento en que las muelas del juicio tradicionalmente comienzan a salir, los otros tres dientes emergieron fácil y hermosamente.
Me encanta la Ciencia Cristiana porque es muy práctica. Puedo tomar lo que he aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana y aplicarlo a mi vida. Y también me encanta que la curación no solo “soluciona” un problema pequeño, sino que toca todos los aspectos de nuestra vida, reemplazando el temor o cualquier desarmonía con paz, salud e integridad.