¿Lamentamos algo del pasado? Puede parecer que un suceso, una oportunidad perdida, una relación parecen persistir en la memoria durante meses o años. No importa cuán a menudo pensemos en ello o tratemos de corregirlo, nunca parece resolverse.
Tal vez en otras ocasiones añoremos el pasado, a alguien que ha fallecido o los “buenos tiempos”, cuando la vida parecía menos frenética, más significativa. O quizá simplemente sintamos, hasta cierto punto, como si estuviéramos definidos por el resultado acumulativo de todas nuestras experiencias, positivas y negativas.
Pensamientos como estos pueden hacer que la vida parezca predeterminada e ineludible, y dejarnos sintiéndonos impotentes, sin esperanza, tal vez incluso condenados. Sin embargo, en la Ciencia Cristiana aprendemos que nuestra verdadera identidad es totalmente espiritual, por lo que nunca tenemos que estar limitados o dominados por una historia material. Como hijos amados de Dios, hechos y mantenidos a Su imagen, en realidad no estamos restringidos dentro de los confines del tiempo, sino que vivimos en la expansión ilimitada de la eternidad, y reflejamos solo la naturaleza y las cualidades de Dios.
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