¡Las sugestiones mentales agresivas no son nuestros pensamientos! No nos pertenecen, por lo que no tenemos que albergarlos. Cuando hacemos esto, dejamos de recordar las experiencias pasadas de vergüenza y remordimiento y avanzamos al crecer espiritualmente.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!