El fin de semana de la boda de un amigo, el servicio religioso dominical de la Ciencia Cristiana era sobre el tema “Denuncia de la nigromancia antigua y moderna, alias mesmerismo e hipnotismo”. El servicio había sido incluido en el programa del fin de semana como uno de los eventos, por lo que dos invitados de la fiesta de bodas que no sabían nada sobre la Ciencia Cristiana decidieron ver de qué se trataba. Sentada directamente frente a ellos durante el servicio, me preocupaba que el lenguaje o el tema les pudieran parecer extraños.
Al final del servicio, me volví hacia ellos y los invité a compartir, francamente, sus impresiones del mismo. Estaba preparada para escuchar observaciones educadas pero quizás curiosas de ellos, en el mejor de los casos. En cambio, se veían realmente felices. Uno dijo: “Esto es exactamente lo que he sentido toda mi vida y nunca había podido poner en palabras”. El otro estuvo de acuerdo.
¡Eso fue un despertar para mí! Y puso fin a cualquier noción limitada de cómo la Ciencia Cristiana podría tocar los corazones. Mary Baker Eddy describe esta Ciencia como “ardiente de Amor divino” (Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 367). Qué natural es, entonces, que un corazón receptivo a las desbordantes bendiciones de la bondad de Dios arda cuando es tocado por esa bondad, como estaban esas dos personas en la iglesia ese día.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!