En la Ciencia Cristiana he aprendido que el hombre es la expresión del ser infinito de Dios y que este hecho espiritual puede demostrarse en la escena humana. También he descubierto que “las quejas son pobreza” y “riqueza es gratitud”, como dice un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana (Vivian Burnett, N° 249).
En un momento dado, cuando estaba en transición entre un trabajo y otro, me sentía estresado por las finanzas y vigilaba mis gastos cuidadosamente. Un domingo, mientras estaba sentado en la iglesia, tratando de decidir si debía contribuir con mi cantidad habitual a la colecta, pensé en algo que un practicista de la Ciencia Cristiana había compartido conmigo: que una mano abierta que está lista para dar también está lista para recibir. Representa la abundancia que fluye hacia adentro y hacia afuera. Un puño, que está cerrado y no puede dar ni recibir, representa la escasez.
Con esa idea, decidí dar mi cantidad normal. Me sentí en paz, porque mi estudio y práctica de la Ciencia Cristiana me habían demostrado que Dios es la fuente infinita de todo el bien, y que el hombre es la expresión completa de Dios, y no le falta nada.
Esa tarde, ayudé a una amiga y a su esposo, que se preparaban para mudarse. Hice algunas tareas, nada pesado, y no esperaba nada de ellos por hacerlo. Pero cuando estábamos terminando, mi amiga me dio una caja con objetos que pensó que podría usar, además de algunas otras cosas bonitas que yo siempre había apreciado; y encima de la caja había algo de dinero en efectivo. La cantidad era mucho más de lo necesario para la gasolina y la ayuda que les había proporcionado, pero ella insistió en que aceptara el regalo.
Estoy muy agradecido por esta pequeña, pero importante, prueba de la abundante y siempre presente provisión de Dios. Tuvo un impacto duradero, al recordarme lo que Cristo Jesús enseñó y probó y lo que su devota seguidora, Mary Baker Eddy, compartió con el mundo: que cuando ponemos nuestra confianza en Dios y en Su cuidado, la abundancia en nuestra vida diaria es el resultado natural.
Ted Junker
Richmond, Virginia, EE.UU.
