La oficina donde trabajaba cuando era una estudiante relativamente nueva de la Ciencia Cristiana estaba cerca de una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. Pasaba la mayor parte de mis horas de almuerzo en su atmósfera sanadora, leyendo las Lecciones Bíblicas semanales y las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Lo más reconfortante para mí eran los relatos de cómo Dios satisface las necesidades humanas.
Me alentaba especialmente el relato bíblico de Abraham y Sara, en el que se les prometió que Sara tendría un hijo a pesar de su avanzada edad (véase Génesis 18:1-16). Aunque Sara se rio con incredulidad, el Señor respondió: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”. Veo este mensaje de Dios como lo que la Biblia llama un ángel.
La Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribe: “Cuando nos visitan ángeles, no oímos el ruido apacible de alas, ni sentimos el suave toque del emplumado pecho de una paloma; pero reconocemos su presencia por el amor que despiertan en nuestros corazones” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 306). Esto me dio una idea de lo que son realmente los ángeles: mensajes o pensamientos espirituales de Dios que nos guían y nos sostienen. Puesto que Dios es su fuente, los ángeles o intuiciones espirituales están disponibles para todos, independientemente de la época o la educación, los antecedentes o ubicación que uno tenga.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!