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Original Web

Los ángeles nos hacen tomar conciencia de la provisión divina

Del número de marzo de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 13 de noviembre de 2023 como original para la Web.


La oficina donde trabajaba cuando era una estudiante relativamente nueva de la Ciencia Cristiana estaba cerca de una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana. Pasaba la mayor parte de mis horas de almuerzo en su atmósfera sanadora, leyendo las Lecciones Bíblicas semanales y las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana. Lo más reconfortante para mí eran los relatos de cómo Dios satisface las necesidades humanas. 

Me alentaba especialmente el relato bíblico de Abraham y Sara, en el que se les prometió que Sara tendría un hijo a pesar de su avanzada edad (véase Génesis 18:1-16). Aunque Sara se rio con incredulidad, el Señor respondió: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”. Veo este mensaje de Dios como lo que la Biblia llama un ángel.

La Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy, escribe: “Cuando nos visitan ángeles, no oímos el ruido apacible de alas, ni sentimos el suave toque del emplumado pecho de una paloma; pero reconocemos su presencia por el amor que despiertan en nuestros corazones” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 306). Esto me dio una idea de lo que son realmente los ángeles: mensajes o pensamientos espirituales de Dios que nos guían y nos sostienen. Puesto que Dios es su fuente, los ángeles o intuiciones espirituales están disponibles para todos, independientemente de la época o la educación, los antecedentes o ubicación que uno tenga.

Es la naturaleza de nuestro Padre-Madre Dios como Amor divino proporcionar a Su familia refugio, seguridad y consuelo, así como oportunidades satisfactorias. Al recibir los mensajes que Dios imparte, nos volvemos conscientes de la provisión, el empleo, la amistad adecuada, cualquiera que sea nuestra necesidad en ese momento. 

Mi mayor necesidad durante esos primeros días en la Ciencia era el empleo y la provisión adecuada para mi familia. Ese período de estudio profundo en la Sala de Lectura, en el que aprendí a escuchar a los ángeles de Dios, finalmente me llevó a reubicar a mi familia a 2,880 kilómetros de distancia para llenar un puesto en un programa de capacitación de movilidad ascendente del gobierno federal. Esto demostró ser una gran bendición que me brindó muchas oportunidades para crecer espiritual y profesionalmente.

Todavía sigo aprendiendo cómo los ángeles de Dios nos guían y satisfacen nuestras necesidades. Se me ha demostrado muchas veces que las carencias y limitaciones que enfrentan las personas provienen de la falsa visión de que la vida se basa en la materia y está sujeta a las limitantes leyes materiales. La Ciencia Cristiana enseña que Dios creó y mantiene al hombre y al universo espiritualmente, no materialmente. La comprensión de este hecho divino elimina el temor al revelar que solo Dios es la fuente de la inteligencia, las oportunidades, la libertad, la armonía y la felicidad del hombre. 

 A medida que aprendemos a confiar en la ley del Amor, somos capaces de demostrar que estas bendiciones nos pertenecen a cada uno de nosotros por igual, independientemente de nuestra historia humana, cultura o situación económica. Recibir los mensajes angelicales eleva nuestro pensamiento para esperar posibilidades ilimitadas.  

En la Ciencia Cristiana aprendemos que la oferta y la demanda son una, y que Dios gobierna ambas, sin dejar carencias ni desequilibrios. La Biblia nos dice que cuando el ejército de Israel viajaba a través de un desierto para pelear una batalla, no había agua, y el profeta Eliseo dijo: “Así dice el Señor: «Haced en este valle muchas zanjas». Pues así dice el Señor: «No veréis viento, ni veréis lluvias; sin embargo ese valle se llenará de agua”. El relato continúa: “Y aconteció que por la mañana [...] he aquí, el agua vino por el camino de Edom, y la tierra se llenó de agua” (2 Reyes 3:16, 17, 20, LBLA). 

De manera similar, la Sra. Eddy probó la plenitud de la provisión de Dios cuando hubo una sequía en su área y se le dijo que el pozo de un granjero local estaba vacío. Ella respondió: “¡Oh! si tan solo supiera, el Amor llena ese pozo”. Al día siguiente, el pozo estaba lleno de agua, aunque no había llovido (véase Yvonne Caché von Fettweis y Robert Townsend Warneck, Mary Baker Eddy: Christian Healer, Amplified Edition, p. 177). 

Siempre que nos parece que nos falta algo, lo que estamos enfrentando es realmente una percepción falsa. El remedio es comprender que Dios, la Mente infinita, ya está derramando en abundancia las ideas que necesitamos, y que la verdadera sustancia es espiritual e inagotable. Como afirma Escritos Misceláneos: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria” (pág. 307).

Recibir los mensajes angelicales eleva nuestro pensamiento para esperar posibilidades ilimitadas.

Estoy descubriendo que, por ejemplo, si estamos endeudados podemos saber que lo que realmente debemos es el reconocimiento de que poseemos todo el bien por ser el reflejo de la Mente divina. Cuanto más expresamos de una cualidad divina —tal como inteligencia, bondad o integridad— más tenemos de ella. Sin embargo, el miedo, la envidia y el resentimiento nunca pagaron una deuda.  

En una de sus parábolas, Cristo Jesús relata que cierto hombre estaba a punto de salir de viaje y confió sus riquezas a sus siervos, dando a cada uno un número diferente de talentos o monedas (véase Mateo 25:14-30, LBLA). Cuando regresó, aquellos que habían invertido o usado sus talentos habían ganado más. Pero el que había enterrado su moneda en la tierra no había ganado nada, y se la quitaron. La conclusión de la historia es: “A todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. 

El temor de que no haya suficiente bien para todos restringe a muchos de compartir con los necesitados. Pero podríamos preguntarnos si negarnos a expresar generosidad, bondad y amor fraternal nos hará más ricos. Desafiando esa noción, el libro de texto de la Ciencia Cristiana afirma: “Dar no nos empobrece en el servicio de nuestro Hacedor, ni retener nos enriquece” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 79). 

Al escuchar atentamente las ideas del Amor, tendremos todo lo que necesitamos. Y jamás podemos agotar la provisión de pensamientos divinos o ángeles. Dios siempre nos está proveyendo de ellos hoy, tan ciertamente como lo hizo con Abraham y Sara hace muchos siglos.

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