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No hace mucho , encontré un pasaje del libro de Mary Baker Eddy La unidad del bien que me hizo detener instantáneamente.   Al referirse a María Magdalena, que fue a la tumba de Cristo Jesús después de su crucifixión y encontró que la piedra estaba removida, la Sra.

La Pascua nos invita a todos a pasar del dolor al reconocimiento de las “posibilidades infinitas”.

Al sentirse enferma en un viaje al extranjero, Diane se dio cuenta de que la atmósfera mental de dominación del gobierno y la falta de libertad la habían estado agobiando. Ella comprendió que su pensamiento podía liberarse, exactamente allí donde se encontraba, gracias al conocimiento de que Dios, el bien, es Todo.

Por más que lo intentaba, este adolescente no podía sacar una imagen perturbadora de su cabeza. Luego, un discernimiento espiritual lo ayudó a darse cuenta de que la imagen en realidad no tenía el poder que afirmaba tener sobre él. Haz clic en el enlace para averiguar qué sucedió a continuación.

Paso a paso, Dios le dio la claridad y la fortaleza espirituales para rechazar los sentimientos de inutilidad y regocijarse en su bondad innata.

Para esta autora, el alivio de deshacerse de la carga de tantos años de odio y miedo fue incomparable. Ella pudo perdonar a un hombre cuyos abuelos formaban parte de un grupo rebelde que mató a su hermana y destruyó el hogar de su infancia muchos años antes, lo que la hizo sentir agradecida, libre y amada.

Recurrir a Dios en oración la ayudó a sanar una relación con un pariente. Para ella fue una prueba de que el pasado con todos sus errores se desvanece cuando nos volvemos a Dios y permanecemos en Su presencia.

“Nunca podemos estar separados de Dios”. Al reflexionar y aceptar estas palabras que una practicista de la Ciencia Cristiana le mencionó, Evie sanó rápidamente de un dolor de oído."

La oración llevó a esta autora a superar el odio y armonizar por completo una relación con un miembro de la familia, y a su vez los síntomas de ataque cardíaco desaparecieron total y permanentemente.

Puede parecer difícil, especialmente cuando se siente justificado, no caer en una actitud crítica y condenadora. Pero podemos ser tan claros acerca del bien y el mal como lo fue Cristo Jesús, sin quedar atrapados en la resaca de los chismes, las críticas o la condena.