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Su completa curación del consumo de alcohol y drogas fue el resultado de un despertar espiritual gradual hacia la realidad de quién es ella realmente, la hija infinitamente amada de Dios. Ha estado completamente libre de la adicción por más de una década.
¿Cuál es la manera más productiva de avanzar? Lee este artículo para averiguar que debes centrarte en Dios en lugar de en ti mismo.
Era una prueba de matemáticas importante, y esta estudiante estaba perpleja. Entonces su profesor inesperadamente le enseñó una lección sobre cómo es realmente la inteligencia, y ella aprendió que escuchar a Dios desempeña una función clave en la forma en que expresamos esa cualidad.
La unidad entre las personas y las naciones es una posibilidad presente cuando atesoramos la Regla de Oro en nuestro pensamiento.
Al esforzarnos por obtener una perspectiva espiritual más elevada, el perdón se convierte en una parte natural de amarnos a nosotros mismos y a nuestro prójimo.
En la vida humana, donde la unidad espiritual innata del hombre parece agresivamente impugnada, es necesario permitir que el Cristo eleve nuestra forma de pensar. Y a medida que aceptamos individualmente los atributos unificadores del Amor divino como propios y universales, estamos ayudando a asegurar el progreso de la humanidad.
Al razonar mediante la oración que para que algún mal, como la enfermedad, entrara en su pensamiento debía haber habido una brecha, una división de algún tipo, ella se dio cuenta de que necesitaba unirse más estrechamente a quien es la Verdad impenetrable, para sofocar las sugestiones de síntomas o de sufrimiento. ¿El resultado? Una hermosa curación.
Al comprender la supremacía de Dios y nuestro derecho divino de vencer la enfermedad, incluida esta pandemia, podemos probar cuán auténtica y correcta es la armonía —ciertamente, su auténtica y omnipotente realidad— incluidas la salud y la santidad.
Al leer este artículo, descubrirás que toda creencia de enfermedad es destruida por la ley de la salud y la armonía divinas. Puesto que Dios, el bien, es todo, no hay nada desemejante al bien; por lo tanto, no puede haber contagio ni ninguna enfermedad que tenga un curso que seguir.
Es una sensación que muchos adolescentes conocen muy bien en este momento: las tinieblas del agotamiento, la ansiedad, la desesperanza. Pero la ayuda está a la mano. Esta autora comparte detalles específicos sobre la oración que la elevó, y puede elevarte a ti, hacia la luz.