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La influencia amorosa del Cristo es tan cálida como el abrazo más cercano, más tierna que el acto más abnegado. Y al practicar esto podemos ayudar a los demás en nuestra experiencia diaria.
Sentía que todos eran mejores que ella, y que lo sabían. Pero en lugar de quedarse atrapada en esos sentimientos, buscó ayuda, y la encontró en la Ciencia Cristiana.
Años de críticas desaparecieron cuando él dejó de juzgar a quienes temían la pandemia. Su rutina diaria se volvió menos ardua. Su comprensión y demostración de la Verdad creció exponencialmente, y reinó la armonía. ¡El cambio fue impresionante!
El orgullo, el miedo, la duda y la falsa estimación de nuestras limitaciones se dejan de lado en previsión del gran bien que es posible.
Apareció primero el 30 de septiembre de 2021 como original para la Web.
Nada es tan satisfactorio como comprender esta “Navidad eterna” de la completa supremacía de la Mente sobre la materia. Nos permite sanarnos a nosotros mismos y a los demás, y arroja la luz espiritual necesaria sobre los problemas apremiantes del mundo en general.
La humanidad ha sido víctima durante mucho tiempo de fuerzas naturales erráticas, o actos de Dios, como se los llama comúnmente. ¿Siempre será así? No si estamos dispuestos a abordar el desafío a través de la Ciencia divina.
La oración ferviente científica, reconociendo de todo corazón la omnipotencia de Dios, puede brindar protección y seguridad individual. Tal reconocimiento inspirado de la disponibilidad de la ley de Dios también puede ayudar a cambiar toda la atmósfera del pensamiento humano y, de esa manera, promover la armonía.
Fue un momento decisivo para este adolescente: Cuando algo que había aprendido en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristina le salvó la vida, nunca más dudó de que Dios existe, y que se ocupa de nosotros.
Mientras esta autora reflexionaba sobre el Salmo 23 y la interpretación espiritual que da Mary Baker Eddy, pudo ver cómo se aplicaba a las numerosas “ovejas” en Afganistán que necesitaban la poderosa guía del Amor divino para escapar de la persecución y la destrucción, con particular amor y cuidado por aquellos que están más amenazados, entre ellos, las niñas y las mujeres.
Después de lesionarse el pie practicando tae kwon do, esta adolescente puso en práctica lo que había estado aprendiendo en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. ¿El resultado? Ella sanó.