Estoy muy agradecido de ser estudiante de la Ciencia Cristiana. He experimentado innumerables curaciones en mi vida a través de la oración únicamente. A continuación, incluyo las más recientes.
Una noche, mientras preparaba un bocadillo en la cocina, el cuchillo que estaba usando se deslizó y me hizo un corte muy profundo en un nudillo. Escuché un sonido inquietante. Pensamientos llenos de temor cruzaron por mi cabeza, y no sabía con certeza qué hacer.
Me recordé a mí mismo con firmeza que Dios no conoce ningún accidente, y oré con “la declaración científica del ser”, que comienza así: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 468). Comencé a comprender que “por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y el Señor se deleita en su camino” (Salmos 37:23, LBLA).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!