Haley estaba triste. Estaba triste casi todas las veces que yo venía a ayudar en el preescolar. Lo único que quería era saber cuándo vendría su mamá a buscarla. Ni siquiera quería jugar. Prefería pararse en la puerta esperando a que viniera su mamá.
Un día Haley se subió a mi regazo y hablamos. Le dije que su mamá estaba en el trabajo, pero que estaba pensando en ella y la quería mucho. Su mamá la mantenía muy cerca, allí en su corazón, todo el día. Y vendría tan pronto como pudiera.
Entonces le dije a Haley que, si echaba de menos a su mamá, era porque la amaba mucho. Así que las dos ya estaban llenas de amor la una por la otra.
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