Hace varios años, Ben, mi nieto de tres años, estaba jugando en una trepadora en nuestro patio trasero mientras yo estaba cerca arrancando las malas hierbas. Lo escuché soltar un pequeño grito y me volví para verlo rodeado de muchas avispas zumbando y enojadas. Algunas se arrastraban sobre su ropa y su cabello. En tan solo unos segundos, yo estaba en la trepadora. Lo primero que me vino al pensamiento fue el himno 53 del Himnario de la Ciencia Cristiana:
Brazos del eterno Amor
guardan a Su creación.
Dios te da Su protección
y Su apoyo bienhechor.
(John R. Macduff, adapt., © CSBD)
Era claro para mí que mi nieto estaba completamente envuelto en el Amor divino. También recordé una línea de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “Una idea espiritual no tiene un solo elemento de error, y esta verdad elimina debidamente todo lo que es nocivo” (Mary Baker Eddy, pág. 463).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!