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Cómo ejercer control divino sobre el cuerpo

De El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Publicado en línea - 26 de agosto de 2024


La primera vez que me ajusté los esquís en los pies y me dirigí cuesta abajo desde la cima de una montaña, tuve miedo. Mi temor aumentaba cuanto más rápido me deslizaba. Las maniobras que había aprendido mientras practicaba en la pista de principiantes no funcionaban en la empinada colina. Necesitaba ayuda. Para recuperar el control, decidí dejarme caer y estrellarme contra el suelo, lo que logré hacer sin  lastimarme. Entonces busqué el consejo de un esquiador experimentado que estaba cerca, quien me mostró cómo detenerme en un terreno escarpado. ¡De repente, esquiar se volvió más divertido!

Mi pista de esquí para principiantes me enseñó una valiosa lección sobre cómo mantener el control del cuerpo. Al bajar la montaña  agitando los brazos y sin poder dominar los esquís, parecía y me sentía fuera de control. Pero no estaba fuera de control; actuaba por miedo e ignorancia. Lo que necesitaba era ajustar mi pensamiento. Cuando reemplacé el miedo y la ignorancia con la comprensión de cómo maniobrar mis esquís para obtener mejores resultados, la imagen de un esquiador fuera de control se desvaneció. Estaba ejerciendo dominio sobre mi cuerpo.

La misma lección se aplica a otras veces en las que el cuerpo se siente fuera de control. Si un órgano funciona de manera errática, la presión arterial sube demasiado, los músculos se contraen o aparece una enfermedad, quizá sintamos que nuestro cuerpo está fuera de control. Pero en verdad, el cuerpo nunca está fuera de control. Manifiesta cualquier estado de pensamiento que lo gobierne. Si el temor rige el pensamiento, el cuerpo se puede tensar y las condiciones pueden parecer impredecibles. Si prevalece la calma, el dominio es más fácil de establecer. El cuerpo responde al pensamiento de la misma manera en que un automóvil responde a un conductor. Cuando se pisa el pedal del acelerador hasta el fondo, el coche acelera. Si se aplican los frenos, el automóvil reduce la velocidad. Si la atención de un conductor se desvía, el coche se desvía. Así como un automóvil es dirigido por las órdenes que se le dan, así es el cuerpo.

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