La iglesia es un enorme cambio revolucionario. Me ha ayudado a ampliar mi enfoque, a orar con más eficacia y a experimentar y presenciar más curaciones. Probé esto cuando comencé a asistir a los servicios de la iglesia como estudiante universitario. Después de un día particularmente difícil, me tomé un descanso para asistir a una reunión de testimonios, que incluyó lecturas de las Escrituras, así como testimonios de curación e ideas espirituales. Durante un momento de oración en silencio, me uní a la oración por todos los presentes. El estrés y el dolor de cabeza que tenía desaparecieron, y de ahí en más, me sentí mejor.
Al reconocer la presencia universal de Dios, y abrazar el espíritu de ese Amor, encontramos la consciencia que trae una nueva experiencia, basada más en la Mente infinita, el Alma, el Amor divino. Con este sentido más amplio de Dios, vemos que la humanidad es salvada de sus problemas. Por esta razón podemos hacernos estas preguntas: Oh Dios infinito y bueno, ¿cómo te vemos a Ti más expresado en nosotros, y no tanto nosotros en nosotros? ¿Cómo obtenemos la consciencia de Ti que nos aleja del sentido problemático y materialista del yo para encontrarte a Ti, el gran Espíritu divino, el Amor expresado de maravillosas maneras? ¿Cómo se convierte la iglesia en algo más que un grupo de personas agradables interesadas en el beneficio personal y en estar con amigos, y de ese modo se transforma en parte de un movimiento de pensamiento que promueve la salvación de la humanidad?
Siento que una respuesta a estas preguntas podría ser algo así como esto: “Dios es nuestra fuente, nuestra Vida, nuestra Mente. Y cuando trabajamos para pensar y vivir, incluso colectivamente, sobre esta base, significa que de aquí en más habrá grandes bendiciones para todos”.
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