Antes de saber algo de la Ciencia Cristiana, la energía nerviosa parecía formar parte de mi vida. Durante algún tiempo, después de experimentar fiebre y visiones aterradoras, sufrí de una ansiedad extrema.
Fue durante este tiempo que una querida amiga me presentó el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y comencé a leerlo y estudiarlo junto con la Biblia. Curaciones y otros cambios positivos en la vida comenzaron a suceder de inmediato, pero todavía temía que la fiebre pudiera regresar. Una noche regresó. No obstante, esta vez, estando acostado en la cama, dos ideas comenzaron a ocupar suavemente mi pensamiento: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmos 46:10) y “Calla, enmudece” (Marcos 4:39).
Sentí la paz, la quietud y la gentil presencia de Dios a mi alrededor. Sintiéndome tranquilo y seguro, me quedé dormido. Cuando desperté por la mañana, estaba completamente bien, y ni la fiebre ni el miedo a ella han regresado.
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