Hace unos cuatro años, los miembros de mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, me eligieron Primera Lectora. Disfrutaba mucho dirigir los servicios religiosos semanales y la cercanía a Dios que sentía. Sin embargo, seis semanas después comencé a tener una serie de desafíos personales. Durante un período de cinco meses, me impidieron cumplir con mis deberes como Primera Lectora. Pero al recordar lo ocurrido, veo que fueron oportunidades para comprender más de la totalidad de Dios y la nada de lo que es desemejante a Dios, el bien.
Primero, había una secreción en la línea capilar y, un mes después, tuve llagas desagradables en el cuerpo. Al principio esto me asustó. Pero tuve la ayuda mediante la oración de una practicista de la Ciencia Cristiana, y a principios del segundo mes recibí un regalo maravilloso, una felicidad y una alegría que no cesaron. Estaba aprendiendo que soy una idea completa de Dios. Por ser Su idea, soy inmutable. No importa lo que parezca estar sucediendo en el cuerpo, porque mi vida está únicamente en Dios.
Los problemas físicos que aparecieron después de esto —visión borrosa, dificultades para caminar y problema con las funciones corporales— no pudieron asustarme. ¡Qué sensación de calma trajo esto al trabajo de curación!
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