Con problemas globales tan grandes como el cambio climático, tal vez estemos considerando cuidadosamente preguntas como “¿Qué desencadenó la vida en primer lugar?” y “¿Qué determina lo que va a suceder?” Quizá entonces busquemos respuestas en las explicaciones biológicas y en el estado de los elementos que componen el ambiente que nos rodea. O podríamos optar por buscar algo menos obvio, pero más convincente: la perspectiva más elevada que Jesús modeló, quien demostró que una perspectiva espiritual de la existencia tiene un impacto sistemáticamente sanador.
La Ciencia Cristiana ofrece una fascinante y útil explicación de cómo la comprensión espiritual de la realidad que inspiró todo lo que Jesús hizo da sentido a nuestro universo al mostrar que Dios, el Espíritu infinito, es tanto su centro como su circunferencia. Y con esta perspectiva viene una promesa de curación individual y progreso mundial.
De acuerdo con el razonamiento convencional, el universo es fundamentalmente material y depende de la materia, incluido el elemento carbono. Los biólogos y cosmólogos hablan del carbono como algo básico para el desarrollo de las estrellas, los planetas y la vida en la Tierra. El carbono es fundamental para el debate sobre el cambio climático y los esfuerzos relacionados para detener las emisiones. Pero ¿cuáles son las verdaderas perspectivas para manejar el carbono y la ingeniería de un medio ambiente y un planeta saludables?
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