Era un caluroso y húmedo día de verano. El sol brillaba sobre el campo de béisbol.
Me encanta jugar béisbol con mis amigos, y estaba muy emocionado de participar en un juego. Cuando fue mi turno de batear, conseguí un hit y llegué hasta la tercera base. Tenía muchas ganas de marcar para mi equipo.
Cuando el lanzador lanzó la pelota más allá del receptor, pensé que podía anotar, a pesar de que el receptor, que era más grande que yo, estaba muy cerca. Salí corriendo, pero cuando me deslizaba hacia la base del bateador, el receptor cayó sobre mi tobillo con mucha fuerza. No podía moverme.
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