Un día en la escuela secundaria, estaba en clase y me excusé para ir al baño.
Mientras estaba allí, me comenzó a sangrar la nariz. Intenté todo lo que se me ocurrió para detenerlo, pero nada ayudaba.
Entonces recordé que siempre puedo acudir a Dios. En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, he aprendido que Dios es una ayuda siempre presente. Esto significa que Él siempre está con nosotros y podemos depender de Él en cualquier situación. Tan pronto me volví a Dios y le pedí Su ayuda, el sangrado se detuvo.
Estoy muy agradecida de saber lo fácil que es acudir a Dios y que Él siempre está allí mismo.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!