Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Rechazó la tentación a morir

Del número de julio de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En Una Ocasión estaba regresando a casa de un viaje que había hecho al exterior, y mientras esperaba que saliera el avión, comencé a sentirme mal, a tal punto que en un momento dado perdí el conocimiento. Mi hija que me había acompañado, y que es practicista de la Christian Science, empezó a orar inmediatamente. Yo había comenzado a orar lo mejor que podía para aceptar la omnipresencia de Dios.

Pude descansar y dormir algo durante el viaje, pero mi condición empeoró. Perdí el apetito, sentía mucho dolor y no podía dormir. A pesar de esto, y debido a nuestra oración constante, pude cumplir con todas mis obligaciones diarias. Al cabo de un par de semanas, preocupada de que estaba poniendo una carga demasiado pesada sobre mi hija y sobre nuestra estrecha relación, estuvimos de acuerdo en llamar a otra practicista.

La muerte no es la solución para ningún problema. La solución es glorificar a Dios que es la Vida.

Un día se me presentó la sugestión, sutil, aunque persistente, de que valía más muerta que viva. Mi familia podría beneficiarse al recibir una modesta herencia, y después de todo, yo ya había gozado de una vida relativamente larga con sus satisfacciones. Fue entonces cuando me vino al pensamiento el mandato bíblico: “Escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19). Y Ciencia y Salud dice esto: “Cuando se aprende que la enfermedad no puede destruir a la vida y que los mortales no se salvan del pecado o de la enfermedad por la muerte, esa comprensión nos despertará a vida nueva. Vencerá tanto el deseo de morir como el pavor a la tumba y destruirá así el gran temor que acosa a la existencia mortal” (pág. 426). A partir de aquí las cosas comenzaron a cambiar. Empecé a mejorar y al cabo de una semana estaba totalmente sana.

Estoy agradecida por ésta y muchas otras curaciones, entre ellas, problemas físicos, económicos, de carácter y de relaciones. Y continúo aprendiendo que nunca debemos permitir ser tentados a pensar que la muerte pueda solucionar algún problema. Por el contrario, debemos despertar para vivir y glorificar a Dios, que es la Vida. Jesús demostró que el Cristo derrotó –y nunca se sometió– a lo que Pablo se refirió como “el postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Cor. 15:26).



Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 2000

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.