Relatos de curación
Ya Era Tiempo de que escribiera este testimonio. He tenido tantas pruebas de la omnipotencia y omnipresencia de Dios en mi vida, que me da mucho gusto compartir algunas de estas experiencias.
Crac, Crac, crac". Durante dos semanas, día y noche, se despegaban las baldosas del piso de mi departamento.
Conocí la Christian Science a través de mi mamá, y comencé a asistir a la Escuela Dominical, donde estoy aprendiendo acerca de Dios y de Cristo Jesús. Comencé naturalmente a aplicar la Christian Science en mi vida diaria.
Sería Imposible en un espacio tan limitado tratar de contar en detalle los profundos cambios de pensamiento que la Christian Science me ha producido en los siete años que la conozco. Cuando vi por primera vez el libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, me encontraba entre los llamados agnósticos.
En 1986 completé mis estudios universitarios en una universidad especializada en la enseñanza. No sabía qué pasos debía dar para encontrar un buen trabajo.
Seguramente habrá es la parábola del hijo pródigo en la Biblia. Así como el hijo volvió a casa de su padre, también yo regresé a casa del Padre, y sentí Su cálido amor que nos cubre con “el mejor vestido” y mata “al becerro más gordo” para nosotros (véase Lucas 15:11-24).
Hace Un Tiempo, un sentimiento de profunda tristeza, impotencia y gran depresión me embargó cuando surgió una situación con algunos amigos que poco a poco me llevó a sentirme resentida. Este estado mental me fue minando físicamente, produciéndome trastornos bronquiales, al extremo que en las noches se me hacía difícil respirar.
Cuando estaba en la secundaria, durante cierto tiempo mis manos estuvieron cubiertas de verrugas. Un día, estaba sentada en clase observando la aparición de una nueva verruga, cuando me vino un pensamiento muy claro, casi como si me estuviesen hablando: “¡No tienes que soportar esto!” En ese mismo instante supe que eso era verdad.
Estoy profundamente agradecido por la curación que tuve a través de la lectura de la Biblia y del libro Ciencia y Salud que me obsequió mi hijo en 1990, y abrigo la esperanza de que mi testimonio ayude a todo aquel que necesite sanarse. A pesar de que había estudiado la Biblia desde niño, aun sentía el vivo deseo de comprender sus enseñanzas.
Hace Unos Años, un amigo de la familia tenía planeando irse a los Estados Unidos, y necesitaba dinero para su viaje. Yo le dije que tenía cuatrocientos dólares que le podría prestar, pero que necesitaba que me los devolviera tan pronto como fuera posible.