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Soluciona sus problemas en el trabajo

Del número de diciembre de 1999 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Varios Años había encontrado empleo en circunstancias similares a las actuales, es decir que para los jóvenes, y también para los no tan jóvenes, no era muy fácil encontrar trabajo. Yo no tenía ningún diploma de gran valor comercial, no obstante, había recibido una propuesta interesante que finalmente acepté. Había firmado un contrato y la descripción del puesto correspondía con lo que yo esperaba hacer. Me tomaron por un período de prueba. Para mí era muy importante terminar esta etapa para quedar en el puesto en forma definitiva. Pero al cabo de algunos días me di cuenta de que la situación se iba deteriorando poco a poco, y que se me iban asignando tareas que no estaban previstas en primera instancia. Se trataba de tareas que otras personas debían realizar y que nadie hacía. Pero si yo quería cumplir correctamente con mi propio trabajo, me veía obligada a hacer también el trabajo de los demás. Al cabo de varias semanas comprendí que esta situación se iba a transformar en la norma. Las tareas adicionales representaban un trabajo físico sumamente agotador. Hacía lo que me pedían, pero de ninguna manera podía continuar así, porque estaba empezando a soportar condiciones de verdadera explotación.

Entonces, en tono de broma, en determinada oportunidad le mencioné mi problema a un superior jerárquico, pero no le dio demasiada importancia. En realidad, la clave del problema era que mientras el trabajo estuviera hecho, a ellos no les interesaba saber cómo había sido hecho ni por quién.

El caso es que me encontraba trabajando en condiciones inaceptables, pero con una gran necesidad de conservar mi empleo. No podía siquiera pensar en la posibilidad de irme dando un portazo.

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