Cuando Estudiamos y practicamos la Christian Science con coherencia e inspiración, podemos comprobar que Dios es omnipotente y la oración eficaz. Es por eso que quiero contar la siguiente experiencia, en la que la oración resolvió rápidamente un problema.
Vivo con mi familia en Florianópolis, en la isla de Santa Catarina, un lugar bellísimo. Siempre quise transformar ese bello lugar en algo que fuera útil para la humanidad. El año pasado construí un pequeño hotel con seis chalets confortables, con acceso para silla de ruedas. A mí y a mi hija no nos fue fácil concretar este proyecto. Oramos mucho sabiendo que cuando una idea correcta quiere hacer el bien, ya tiene todo lo que necesita para realizarlo.
Un día tuve que hacer varios pagos relacionados con la obra antes mencionada. Fui al banco a retirar el dinero para hacer el pago. Me puse en la fila frente a la caja, donde había mucha gente y mucho movimiento. Después de ser atendida, regresé a casa y me ocupé de otros quehaceres, cuando mi nieto pequeño me pidió algunas monedas. Fui a tomar mi billetera, donde había puesto el dinero. Para mi sorpresa, la billetera ya no estaba en mi bolsa. Esa mañana yo había estudiado la Lección Bíblica semanal. Había profundizado de tal manera las verdades de la misma, que el problema con la billetera no me asustó.
Yo había estado muy ocupada en el proyecto del hotel, y había llegado a aceptar la sugestión de que el cansancio me hacía prestar poca atención a las cosas, y que había estado distraída. Pero luego pensé que yo estaba haciendo algo bueno, y no podía sufrir las consecuencias, no podía ser perjudicada. Oré con ese pensamiento, y me abstuve de culpar a alguna otra persona, o de condenar a alguien. No sentí miedo ni resentimiento, y pensé en el amor que Dios tiene por todos Sus hijos, sabiendo que todos son perfectos y honestos. Dios me había guiado a lo largo del camino hasta ese punto, y no me iba a dejar sin poder cumplir mi propósito bueno.
Me mantuve tranquila y le hablé por teléfono al gerente del banco, porque me acordé que había puesto mi billetera en el mostrador junto a la caja, en cuanto la cajera me entregó el dinero. El gerente me pidió que esperara unos minutos, mientras verificaba si alguien había encontrado una billetera y me dijo que me llamaría.
Luego me llamó diciendo que habían encontrado la billetera con todos los documentos. Pero cuando la fui a buscar me dijo: “Se llevaron el dinero”. Recordé que la Biblia contiene versículos importantes como el del Salmo 138:8, que dice: “Jehová cumplirá su propósito en mí; tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; no desampares la obra de tus manos”. Y la Sra. Eddy reafirma eso al decir en Ciencia y Salud: “El Espíritu, Dios, reúne pensamientos informes en sus cauces adecuados y desarrolla esos pensamientos, tal como abre los pétalos de un propósito sagrado, con el fin de que ese propósito aparezca” (pág. 506). En seguida, fue como si oyera una voz que con calma y firmeza me dijo: “Examina bien tu billetera”. Obedecí, y con alegría comprobé que el dinero allí estaba. Nadie se había llevado mi dinero, ni tocado nada de lo que había en la billetera. Sentí mucha gratitud a Dios por haberme dado la calma y la inspiración para orar y no pensar mal de ninguno de Sus hijos.
Cuando nació una de mis hijos, hace varios años, el parto fue muy difícil y sufrí mucho. Ella nació un 14 del mes, en la madrugada. Después de eso, comencé a tener horribles pesadillas todas las madrugadas del día 13 al 14 del mes en que ella nació, y me acordaba muy angustiada. Esos sueños me asediaron durante dieciocho años.
Más adelante, tomé Instrucción en Clase Primaria en la Christian Science. Yo deseaba sinceramente comprender mejor a Dios y nuestra relación con Él. La clase me dio mucha inspiración y me sentía muy reconfortada y feliz. Cuando terminó, tuvimos un día libre, y al día siguiente asistimos a la reunión anual de la Asociación de alumnos de la maestra con quien habíamos tomado la clase. Esa reunión tendría lugar el día 14 del mes, en que acostumbraba a tener la pesadilla. La víspera, dormí la noche entera, en perfecta paz, y me desperté muy consciente de que por primera vez, en muchos años, no había tenido una pesadilla en esa fecha. Y nunca más se repitió. Esa curación fue completa y ocurrió hace muchos años.
Agradezco a Dios por todo lo que vengo aprendiendo, principalmente porque la Christian Science me hace entender la obra de Jesús y su ejemplo, mostrándonos la verdadera relación que existe entre el hombre y Dios. Como dice la Sra. Eddy en Ciencia Y Salud: “Jesús de Nazaret fue el hombre más científico que caminó sobre la Tierra” (pág. 313). Estoy agradecida a la Sra. Eddy por su legado, y a todos aquellos que, en el mundo entero, trabajan para difundir la curación cristiana.
Florianópolis, SC, Brasil
