
Relatos de curación
Cuando Quedé sola con un pequeño de siete años, alejada del campo laboral por más de diez años, sin ingreso propio y con el orgullo herido, lejos estaba de imaginar que Dios me sostendría en todos los pasos que a continuación daría. Habiendo sido educada en una religión tradicional, creía con todo mi corazón en un Dios que, aunque lejano para mí, sabía que existía y rogaba a diario no me abandonara.
Estoy muy feliz de que mis padres hayan encontrado la Christian Science. A mi madre le habían pronosticado que se quedaría totalmente ciega, y eso hizo que ella buscara curación.
Si Bien Es cierto que de niña fui criada en la Christian Science, en el seno de una familia que me apoyaba y quería mucho, cuando entré en la escuela secundaria me empecé a sentir básicamente inadecuada. Era renuente a trabar amistad con los demás porque me parecía que no me iba a amoldar.
Ya Era Tiempo de que escribiera este testimonio. He tenido tantas pruebas de la omnipotencia y omnipresencia de Dios en mi vida, que me da mucho gusto compartir algunas de estas experiencias.
Crac, Crac, crac". Durante dos semanas, día y noche, se despegaban las baldosas del piso de mi departamento.
Conocí la Christian Science a través de mi mamá, y comencé a asistir a la Escuela Dominical, donde estoy aprendiendo acerca de Dios y de Cristo Jesús. Comencé naturalmente a aplicar la Christian Science en mi vida diaria.
Sería Imposible en un espacio tan limitado tratar de contar en detalle los profundos cambios de pensamiento que la Christian Science me ha producido en los siete años que la conozco. Cuando vi por primera vez el libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, me encontraba entre los llamados agnósticos.
En 1986 completé mis estudios universitarios en una universidad especializada en la enseñanza. No sabía qué pasos debía dar para encontrar un buen trabajo.
Seguramente habrá es la parábola del hijo pródigo en la Biblia. Así como el hijo volvió a casa de su padre, también yo regresé a casa del Padre, y sentí Su cálido amor que nos cubre con “el mejor vestido” y mata “al becerro más gordo” para nosotros (véase Lucas 15:11-24).
Hace Un Tiempo, un sentimiento de profunda tristeza, impotencia y gran depresión me embargó cuando surgió una situación con algunos amigos que poco a poco me llevó a sentirme resentida. Este estado mental me fue minando físicamente, produciéndome trastornos bronquiales, al extremo que en las noches se me hacía difícil respirar.