Relatos de curación
Conocí La Ciencia Cristiana en 1980. Anteriormente era presbiteriana y estoy muy agradecida por el entendimiento cristiano que obtuve en esa etapa de mi vida.
Conozco El Término Ciencia Cristiana desde hace tiempo; en realidad desde mucho antes de convertirme en seguidor de Cristo. Lo escuché por primera vez cuando estudiaba en una escuela de educación para maestros de religión en Sumatra.
Hace Más De 45 años que conocí la Ciencia Cristiana. Hoy, por segunda vez, deseo escribir sobre el poder sanador de esta religión.
Mi Abuelo Era ministro protestante, y en mis primeros años de vida, él y yo pasamos mucho tiempo juntos hablando sobre religión. Era muy paciente con mis preguntas, nunca las respondía directamente, sino que me alentaba a que encontrara yo mis propias respuestas.
En La Página 4 de Ciencia y Salud , la Sra. Eddy dice: "Simplemente pedir que podamos amar a Dios, nunca nos hará amarle; pero el anhelo de ser mejores y más santos, expresado en vigilancia diaria y en el esfuerzo de asimilar más del carácter divino, nos modelará y formará de nuevo hasta que despertemos a Su semejanza".
Una Curación que tuve cuando acababa de graduarme en la universidad, fue algo decisivo para mi práctica de la Ciencia Cristiana, y me enseñó algo sobre lo que significa ser persistente con la oración. Era mi segundo año en este muy atareado empleo como profesora y celadora en el dormitorio de una escuela de pupilos.
He Sanado de muchas cosas mediante el estudio y la práctica de las enseñanzas de Ciencia y Salud. Habiendo sido estudiante de la Ciencia del Cristo por tantos años, y haberme apoyado siempre en Dios y en Su ley para la curación, presento este testimonio confiando en que puede ayudar a otros.
Fui Criada en un hogar lleno de amor, asistí a la Escuela Dominical con mis dos hermanas hasta que cumplí veinte años. Siempre estaré agradecida a todos los maestros que nos ayudaron a apreciar y a amar la Biblia.
Una De Las Cosas maravillosas que sentí cuando empecé a estudiar la Ciencia Cristiana fue un abandono total de lo que había sostenido como verdad hasta ese momento. Comprendí que mis puntos de vista anteriores sobre Dios eran insostenibles, porque no estaban basados en una verdad demostrable; eran una mezcla de teorías contradictorias que no eran siempre prácticas, y que sólo satisfacían temporalmente mi anhelo de conocer a Dios.
Hace Dieciocho Años, después del difícil nacimiento de mi hija, mi segundo parto, vine a casa del hospital con un gran agotamiento físico y emocional. Mi esposo, mi hijo pequeño, y otros miembros de la familia se mantuvieron alejados de nosotras porque habían estado expuestos a una enfermedad contagiosa, y no podían ayudarme.