Cuando Comencé a asistir a la iglesia de la Christian Science (hace más de cuarenta años), no podía leer las palabras del himnario sin lentes. En esa época, en que nuestros tres hijos eran de corta edad, me reintegré al trabajo. Utilizaba los lentes para escribir a máquina extensos listados y a veces olvidaba llevarlos al trabajo, lo que creaba problemas pues debía llamar a mi esposo y pedirle que me los trajera. Un día, me vino al pensamiento que no existía ninguna ley espiritual que estableciera que los lentes fueran necesarios para corregir el astigmatismo. Cada día intentaba escribir a máquina sin utilizar los lentes, manteniendo en mi pensamiento las promesas que aparecen en las Lecciones Bíblicas que estudiaba diariamente, rechazando toda sensación de esfuerzo o voluntad humana. Al cabo de unos pocos días mi visión era normal.
Quince años más tarde, cuando enseñaba en la escuela secundaria, nuevamente tuve necesidad de usar lentes comunes o de contacto. En ese entonces, leí un artículo del Christian Science Sentinel que eliminó toda ansiedad. Comprendí que lo importante era adquirir discernimiento espiritual, ya fuera que usara lentes o no. Hace dos años, mientras escribía tarjetas de Navidad, me di cuenta de que podía hacerlo fácilmente sin los lentes. En pocos meses pude también leer la guía telefónica y otros tipos de letra chica.
Sentí que mi consciencia se elevaba como un avión se eleva por encima de las nubes.
Una curación en la que nunca antes había reparado es la de recurrentes períodos de depresión. Recuerdo que un día estaba tan deprimida que comencé a llorar a mares mientras lavaba los platos. Estas palabras de Escritos Misceláneos por Mary Baker Eddy inundaron mi consciencia: “El verdadero Científico Cristiano constantemente acentúa la armonía en sus palabras, y en sus hechos, mental y oralmente, repitiendo perpetuamente este diapasón del cielo: ‘El bien es mi Dios, y mi Dios es el bien. El Amor es mi Dios, y mi Dios es el Amor’” (Esc. Misc., pág. 206). Sentí que mi consciencia se elevaba como un avión se eleva por encima de las nubes. Si bien la curación completa se realizó al cabo de algunos años, pude darles la seguridad a mi esposo e hijos que no eran ellos la causa de estos estados depresivos, que en realidad no había ninguna razón para esos estados, y que todo pasaría. Y verdaderamente todo desapareció en forma permanente una vez que aprendí a vivir más plenamente de acuerdo con algo que dice la Sra. Eddy: “La gratitud y el amor deberían reinar en todo corazón cada día de todos los años” (Manual, Art. XVII, Sec. 2).
Me siento agradecida por la belleza y libertad que la Christian Science trae a todos los aspectos de mi vida, y estoy agradecida por cada uno de los estudiantes de esta Ciencia práctica y sanadora.
DeLand, Florida, EE.UU.
    