Cuando Comencé a asistir a la iglesia de la Christian Science (hace más de cuarenta años), no podía leer las palabras del himnario sin lentes. En esa época, en que nuestros tres hijos eran de corta edad, me reintegré al trabajo. Utilizaba los lentes para escribir a máquina extensos listados y a veces olvidaba llevarlos al trabajo, lo que creaba problemas pues debía llamar a mi esposo y pedirle que me los trajera. Un día, me vino al pensamiento que no existía ninguna ley espiritual que estableciera que los lentes fueran necesarios para corregir el astigmatismo. Cada día intentaba escribir a máquina sin utilizar los lentes, manteniendo en mi pensamiento las promesas que aparecen en las Lecciones Bíblicas que estudiaba diariamente, rechazando toda sensación de esfuerzo o voluntad humana. Al cabo de unos pocos días mi visión era normal.
Quince años más tarde, cuando enseñaba en la escuela secundaria, nuevamente tuve necesidad de usar lentes comunes o de contacto. En ese entonces, leí un artículo del Christian Science Sentinel que eliminó toda ansiedad. Comprendí que lo importante era adquirir discernimiento espiritual, ya fuera que usara lentes o no. Hace dos años, mientras escribía tarjetas de Navidad, me di cuenta de que podía hacerlo fácilmente sin los lentes. En pocos meses pude también leer la guía telefónica y otros tipos de letra chica.
Sentí que mi consciencia se elevaba como un avión se eleva por encima de las nubes.
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