
Relatos de curación
Verdaderamente, el Señor es nuestra confianza: la tuya, la mía, la de todos.
La curación del dolor de espalda me inspiró a orar por las personas en la zona del terremoto, sabiendo que son hijos amados de Dios, tal como yo.
Me quedó claro que lo más importante en mi vida era mi relación con Dios, y que necesitaba poner eso en primer lugar.
Afirmando silenciosamente que mi naturaleza es espiritual, no material, rechacé este testimonio de los sentidos físicos porque era falso.
Afirmé que no estaba a merced del tiempo y del número de veces que la tierra había girado alrededor del sol.
El hombre, la idea de Dios, nunca puede estar cansado o agobiado, porque las energías divinas se renuevan cada día.
En la Ciencia Cristiana aprendemos a recurrir a la oración para resolver cualquier situación que no represente el reino de Dios.
Elevar el pensamiento hacia un punto de vista más alto, fortalecido por Dios, el Amor divino, promueve la curación y el progreso
No hay pensamientos materiales o que impongan la enfermedad, porque no hay consciencia que no derive de Dios, la Mente divina.
Fue muy reconfortante saber que el hombre —es decir, todos— es, y siempre será, tributario de Dios, y que la Mente siempre gobierna el universo armoniosamente.