Relatos de curación
He aprendido en la Ciencia Cristiana que somos espirituales, no materiales; creados, como se indica en el primer capítulo del Génesis, a imagen y semejanza de Dios, el Espíritu. Entonces, debido a que realmente vivimos en el Espíritu, el dolor en la materia no tiene fundamento.
Después de un accidente, la autora oró con humildad sobre la situación y la embargó una mayor sensación de libertad respecto a los accidentes, además logró liberarse de la imagen falsa y sintió mucha gratitud por el amor y el cuidado de Dios.
Tanto la madre como la hija sintieron la protección, el amor y el cuidado tangibles de Dios al orar con el poema de Mary Baker Eddy titulado “La oración vespertina de la madre”.
Después de un accidente, la autora se sintió fortalecida al trabajar con pasajes de la Biblia y Ciencia y Salud y estos la ayudaron a elevar el pensamiento y percibir su expresión perfecta como idea de Dios, jamás afectada por ninguna condición discordante.
Durante los siguientes días, mis oraciones se centraron en reconocer con persistencia que yo era la imagen y semejanza de Dios y reflejaba Su perfección.
La quietud interior y el sentimiento del amor ininterrumpido de Dios eran palpables e irrefutables.
Dios gobierna cada uno de nuestros pasos, y no hay fuerza material que nos empuje o tire de nosotros, nos haga tropezar o nos cause daño de ninguna manera.
Él puso todo su ser en manos de Dios, confió en Él con todo su corazón, y experimentó la curación física y un propósito renovado.
Este autor comparte con nosotros cómo la Ciencia Cristiana ayudó a su familia a superar los sentimientos de dolor y pérdida cuando un querido pariente murió.
Al enfocarse en la presencia tangible de Dios en su vida y la expresión de las cualidades divinas como reflejo de Dios, la restauración física y espiritual fueron como pasos naturales de progreso.