Relatos de curación
Comprendí que el Alma es Dios y que la verdadera identidad del hombre es la manifestación inmediata o reflejo del Alma, y que esta relación entre el Alma y el hombre es indestructible, inmutable y eterna en la Ciencia.
A medida que esta autora superaba los sentimientos de frustración y justificación propia, surgía la armonía tanto en su hogar como en su cuerpo.
Un bebé, un esposo ausente, sin trabajo, una guerra atroz. En este ambiente, le dieron a conocer la Ciencia Cristiana a la madre de este autor. Con esta nueva religión se superaron muchas dificultades. Trajo muchas bendiciones a su familia, incluida su propia curación del hábito de fumar.
Cuando la autora experimentó los síntomas de un resfriado, decidió confiar en Dios de todo corazón. Al centrarse en su pureza como idea perfecta de Dios, le vinieron fortalecedores pensamientos espirituales que la ayudaron a enfocarse en el bien que Dios le estaba dando con abundancia. La curación se produjo naturalmente mediante esta comprensión.
La autora sanó y se liberó de la condición discordante al verse a sí misma como la expresión perfecta de Dios, inseparable de su creador.
Me gustaría compartir una experiencia que tuve hace un tiempo, cuando estaba preparando todo para visitar a mi suegro en otra ciudad con mi marido e hijos. Para aprovechar que estaríamos fuera de casa por unos días, mi esposo y yo tuvimos la idea de fumigar el exterior de la casa, tarea que yo había hecho con anterioridad.
Si el amor de Dios no tiene límites, entonces lo que es posible también es ilimitado. Lee aquí cómo se reconstruyó la sustancia ósea.
Saber que Dios, la Mente divina, estaba cuidando tanto de ella como del bebé, y que el hecho de que el niño recibiera todos los nutrientes que necesitaba no podía dañarla de ninguna manera, fueron algunas de las ideas que ayudaron a Christianne a superar la anemia diagnosticada durante el embarazo.
A través de la oración, tuvo la fuerte sensación de que Dios cuidaba de ella, sin importar las circunstancias, y como resultado sanó permanentemente de un agudo dolor interno.
Parecía que todo iba mal. Las finanzas, el matrimonio, los trabajos y los permisos estaban en una situación desesperada. No obstante, poner a Dios primero trajo soluciones concretas a todos estos problemas.