
Relatos de curación
“Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado; admirables son tus obras; y mi alma lo sabe muy bien” (Salmo 139:14, Versión Moderna). En mi juventud una querida amiga que era Científica Cristiana me habló acerca de esta religión.
El veredicto fue leucemia. El último médico que fue consultado, afectuosamente le sugirió a mi joven madre que quizás la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) podía ayudarla.
Cuando obedecemos los Mandamientos sabemos que Dios nos protege dondequiera que nos encontremos. Un día en la escuela un grupo de muchachos dijo que al día siguiente nos iban a pegar a mi hermano menor y a mí.
“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37). Con gran espiritualidad Cristo Jesús nos enseñó que si recurrimos a Dios en momentos de prueba hallaremos la respuesta a nuestras necesidades.
Como en tantas ocasiones he recibido bendiciones e inspiración leyendo los testimonios que aparecen en las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, mi deseo es que mi testimonio bendiga a otros y glorifique a Dios. Estoy muy agradecida por las publicaciones periódicas.
“No hay dolor en la Verdad, y no hay verdad en el dolor”, escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud (pág.
Como muchísimas otras personas que estudian Ciencia Cristiana, yo también puedo decir que desde que estudio esta bendita religión mi vida se ha transformado completamente. La Sra.
Expreso mi gratitud por la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) . Gracias a ella encontré a Dios, quien para mí siempre había sido una Deidad muy lejana.
Durante años sufrí de agudos dolores en la mandíbula. Me vieron varios médicos pero sin resultado alguno.
Aunque no soy miembro de La Iglesia Madre ni de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana a la edad de dieciséis años y continué leyendo esporádicamente Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, además de otra literatura de la Ciencia Cristiana.