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Hace algunos meses me apareció una verruga en la cara, entre la...

Del número de diciembre de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos meses me apareció una verruga en la cara, entre la nariz y el labio superior. No era muy grande pero sí muy desagradable a la vista. Parecía que a la gente le molestaba verla especialmente cuando se me caía la pequeña venda. Mi corazón rebosa de gratitud por la maravillosa curación que tuve. Llegué a comprender más claramente que todo crecimiento verdadero es espiritual. Hubo días en que mi pensamiento era muy elevado pero también días de desaliento. Varios de mis amigos y parientes estaban muy contrariados conmigo porque no consultaba a un médico. Dos de mis parientes sugirieron que la verruga podría ser cancerosa. Sin embargo, no recurrí a la medicina.

Varios versículos de la Biblia fueron de gran ayuda. Uno en Mateo (15:13): “Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada”. Otro en Job (11:15): “Entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y nada temerás”.

En varias ocasiones había pedido a una practicista de la Ciencia Cristiana que me diera tratamiento. En cada ocasión me sentí elevada en mis pensamientos y perspectivas, pero físicamente no se producía ningún cambio. Entonces decidí llamar nuevamente a una practicista para pedirle ayuda mediante la oración. Después de varios tratamientos todavía parecía no producirse ningún cambio. No obstante, yo sabía que mi manera de pensar había cambiado. Comprendí que cada tratamiento en Ciencia Cristiana es eficaz, y que era necesaria una limpieza mental para lavar toda sugestión agresiva que pudiera estar en mi pensamiento. Descubrí que había permitido que se desarrollaran en mis pensamientos muchos conceptos erróneos. Ahora estaba lista para tomar mi pala y la escoba de la verdad y barrer hasta limpiar a fondo esas creencias malévolas, que ciertamente no procedían de Dios, el creador de todo lo bueno. Para estudiar a fondo y devotamente empleaba las Concordancias.

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