Relatos de curación
Estoy muy agradecida al Amor divino por las muchas bendiciones que he recibido. Durante las primeras semanas de mi estudio de Ciencia Cristiana, desperté una noche y noté que mi madre había sufrido un ataque repentino y que había caído de la cama.
Mi primera relación con la Ciencia Cristiana ocurrió de la siguiente manera: Mi esposo y yo habíamos perdido nuestro primer hijo. Aunque en aquel entonces no era yo Científica Cristiana, me resistí a creer que el niño había muerto y no fui al funeral ni jamás he visitado su tumba.
Una noche, al regresar apresuradamente del trabajo a mi hogar, resbalé en el porche de mi casa y me golpeé la cabeza contra una gran maceta de cemento. Horas después, un compañero de trabajo me halló inconsciente y llamó por teléfono a una practicista de la Ciencia Cristiana.
¡Qué glorioso día! Esto fue lo que pensé cuando sentí que me liberaba del peso agobiador del temor. Hace algún tiempo, un día en que volvía del trabajo a mi casa, sentí un fuerte dolor en el pecho, en la región del corazón.
He recibido tantos beneficios de los testimonios que he escuchado en las reuniones vespertinas de los miércoles y de los que he leído en nuestras publicaciones periódicas que espero que el relato de una maravillosa curación que tuve por medio de la Ciencia Cristiana, pueda alentar, en cierto modo, a otros que estén tratando de liberarse de los males provenientes del sueño de la vida mortal. Durante casi ocho años concurrí a una Iglesia de Cristo, Científico.
Hace unos tres años me encontraba cursando el último año de escuela superior. Quisiera dar este testimonio porque pienso que puede ayudar a algún fatigado buscador de la Verdad.
Por varios años he tenido el privilegio de leer y escuchar muchos testimonios, todos los cuales he disfrutado. Considerando algunos de ellos de gran ayuda, siento que es tiempo de compartir una curación que tuve hace seis años, que me demostró, como dentista, que la Ciencia Cristiana realmente cura.
En 1914, durante una penosa experiencia, emprendí el estudio de Ciencia Cristiana. Estoy profundamente agradecido a Dios por Cristo Jesús y por Mrs.
Cuando comencé a estudiar Ciencia Cristiana deseaba profundamente hacerme miembro de una iglesia filial. Pero me resistía a hacerlo porque me parecía que no progresaba en mi desesperado esfuerzo por vencer el hábito de fumar.
Me crié en un hogar cristiano y siempre sentí gran interés por los asuntos religiosos. Aun desde niño reaccionaba enérgicamente contra muchos puntos de la Biblia y llegué a la conclusión de que existían muchas interpretaciones equivocadas de las Escrituras.