Relatos de curación
En la resurrección y ascensión, Jesús demostró que la comprensión de lo que es el hombre según lo revela la Ciencia Cristiana, puede vencer toda condición material y toda manifestación del mal. Dos curaciones que tuve recientemente, pequeñas en el aspecto físico, pero grandiosas en su promesa espiritual, me demostraron que todos pueden utilizar esta habilidad otorgada por Dios.
Mrs. Eddy nos dice en Ciencia y Salud (pág.
Me siento movida a escribir mi testimonio como un testigo más de la verdad que contiene Ciencia y Salud por Mrs. Eddy.
Siento la más profunda gratitud por el honor y el placer de ser Científico Cristiano. Cuando jovencito, concurría regularmente a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana donde me enseñaron la omnipresencia de la Mente divina.
Hace varios años, por razones que ya no tienen importancia, me hallé al borde de lo que comúnmente se llama una postración nerviosa o emocional. Me invadían oscuras nubes de temor, duda e inseguridad.
Siempre le estaré agradecida a mi amiga Científica Cristiana quien, cuando le pregunté cómo oraba, me obsequió un ejemplar de Ciencia y Salud por Mrs. Eddy, recomendándome que leyera el capítulo sobre la Oración.
En muchas ocasiones he podido comprobar la certeza de la declaración inicial de Mrs. Eddy en el Prefacio de Ciencia y Salud: “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”.
Por medio del estudio de la Ciencia Cristiana he tenido muchas demostraciones del poder sanador de Dios y de la maravillosa operación de Su ley eterna de justicia. En una oportunidad, en una propiedad vecina donde estaba instalada una industria, habían colocado en la pared medianera que daba a mi dormitorio un aparato que funcionaba desde las once de la noche hasta las cinco de la mañana.
Una declaración de Mary Baker Eddy que tiene un profundo significado para mí se encuentra en la página 247 de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “La inmortalidad, exenta de vejez o decaimiento, tiene su gloria propia, — el resplandor del Alma”. En cierta ocasión, cuando todavía no comprendía cabalmente la verdad de esta declaración, dejé que el enojo me dominara por un dolor intermitente que sentía en la mandíbula inferior.
No tengo palabras con qué expresar mi inmenso agradecimiento por la Ciencia Cristiana que Mrs. Eddy legó al mundo y por la maravillosa prueba del poder sanador de Dios que hemos tenido en nuestra familia.