Quiero compartir la curación que experimenté como prueba del gran amor de Dios, con la esperanza de que dé aliento a alguien que esté atravesando por una condición similar.
Hace aproximadamente cinco años, un diagnóstico médico indicó que yo padecía de cáncer con un lapso de vida de sólo seis meses.
Mientras oraba para lograr la serenidad necesaria a fin de llegar hasta la sala de operaciones, me vio una amiga. Me habló acerca de la Ciencia Cristiana, y viendo mi disposición para confiar en esta Ciencia se puso en comunicación con una señora que era estudiante de esta religión, con la cual tuve una conversación telefónica. De una manera muy auspiciosa me dijo que el veredicto médico de que sólo viviría seis meses, no era el veredicto de Dios. Me habló de Dios, de Su omnipotencia sobre y por encima de toda enfermedad; de que para Él todas las cosas son posibles (ver Mateo 19:26). Sus palabras me reconfortaron bastante.
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