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La Ciencia Cristiana ha colmado mi vida...

Del número de septiembre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana ha colmado mi vida de muchas bendiciones, y con sincera gratitud a Dios escribo este testimonio. Cuando me presentaron esta Ciencia, tenía una gran necesidad de ella, y me ha ayudado a superar muchas etapas difíciles de mi vida. Desde que comencé este estudio, mi salud ha mejorado tanto que he tenido muy pocos problemas físicos.

Me siento muy agradecida por una curación que experimenté hace algunos años cuando me encontraba en Inglaterra y tuve un accidente de tráfico. Casi inmediatamente pudimos ponernos en contacto con una practicista de la Ciencia Cristiana quien me dio tratamiento. Para complacer a mi hermana, me llevaron al hospital para sacarme radiografías, y encontraron que tenía fracturado un hueso de la rodilla. Mi preferencia por la Ciencia Cristiana fue respetada y no se me suministró asistencia médica — ni siquiera se me enyesó la pierna. La practicista continuó dándome tratamiento por medio de la oración, y me apoyaba y me alentaba por carta todos los días, dado que yo no tenía teléfono cerca para hablarle. En poco tiempo la curación fue completa y me fue posible caminar normalmente.

Recientemente experimenté otra demostración de la bondad de Dios. Pareció necesario que me mudara de casa, de modo que comencé a buscar el lugar satisfactorio. Al cabo de unas semanas de frustración y creciente duda de poder obtener un lugar de acuerdo con mis posibilidades, me sentí desalentada. Fue entonces que leí en una publicación de la Ciencia Cristiana un artículo sobre el tema de encontrar nuestro lugar. Este artículo señalaba que la persona piensa que encuentra un dichoso término medio en la creencia de que Dios lo dirige al lugar correcto, pero que el lugar que él tiene en mente no es la morada espiritual del hombre, sino un lugar en la existencia material que Dios no conoce. De modo que la creencia es autodeceptiva. Creo que jamás comprendí tan claramente lo que significaba cuando se me dijo “Tú siempre estás en tu lugar correcto”. Previamente había creído que si uno oraba a Dios para que le indicase un lugar material y algo se presentaba que a uno le gustaba, entonces significaba que Dios indicaba que era correcto para uno y que ésa era Su dirección.

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