Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Podría decirse que hasta hace unos pocos...

Del número de octubre de 1974 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Podría decirse que hasta hace unos pocos años existía algo así como una brecha entre Dios y yo. A lo menos así parecía. Conocía la letra muy bien, pero me faltaba el espíritu — el espíritu que sana, es decir, el gozo.

Todo es diferente ahora. Algunas veces deseo levantarme y literalmente cantar alabanzas, porque, en realidad, siento la presencia de Dios. Lo que origina este sentimiento es lo que la Sra. Eddy denomina como el nuevo nacimiento. Y ella nos dice: “Comienza con momentos, y continúa por años; momentos de entrega a Dios, de confianza como la de un niño y de gozosa adopción del bien; momentos de abnegación y consagración propias, de esperanza celestial, y de amor espiritual” (Miscellaneous Writings — Escritos Misceláneos, pág. 15).

Para mí, estos momentos, o comienzos, en realidad significaban algo más. Una de las primeras curaciones físicas que tuve por mí mismo la obtuve en una cancha de fútbol durante mi último año en la escuela secundaria. Cierto día, después de la práctica, sentí un agudo dolor en mi tobillo que me atemorizaba. Apenas podía caminar. Así que fui cojeando hasta mi habitación. Algo me dijo que comenzara a leer Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Comencé donde había interrumpido anteriormente, en el capítulo titulado “La Ciencia Cristiana contra el Espiritismo”. Esto parecía totalmente ajeno a mi necesidad de curación física, pero fue lo que me sentí guiado a hacer, y no me encontraba en ninguna situación de argumentar con la voz callada y suave. A medida que iba leyendo, encontré un pasaje que se relacionaba exactamente con el problema que tenía un amigo. Sin prestar ninguna atención a mi propia condición física, literalmente salté de regocijo para ir a compartir esto con él, y hallé que yo había sanado completamente. Esa elevación de pensamiento fue muy natural y lógica. Como Cristo Jesús nos enseñó, yo estaba ocupado en los asuntos del Padre, y eso fue todo.

Refiriéndose a la anatomía de la Ciencia Cristiana, la Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud (pág. 462): “Desarrolla la sagrada influencia del altruismo, de la filantropía, del amor espiritual. Insiste en la necesidad de gobernar el cuerpo tanto en salud como en enfermedad”.

Otra curación instantánea ocurrió una noche en que me di cuenta que mi vista estaba nublándose. Me sentí con mucho temor porque nunca había pensado siquiera en usar lentes. Pero la confianza serena se abrió a través del temor, y supe en ese instante dónde dirigirme. La Sra. Eddy dice: “Todo aquello que es gobernado por Dios jamás está privado ni por un instante de la luz y el poder de la inteligencia y la Vida” (ibid., pág. 215). Fue un argumento simple en mi pensamiento: o me consideraba un mortal con visión defectuosa, o era un ser inmortal con la percepción del Espíritu que nunca podía dañarse. En ese instante supe cual era mi posición, y que no cedería ni un centímetro. Fue tan hermosa y rápida la curación que durante muchos meses no recordé nada del problema o de la curación.

Estos momentos de confianza y seguridad en el Padre destruyeron el temor, me hicieron sentir sano y me hicieron desear descubrir a mi Dios mucho más. Ninguna experiencia de otra persona me habría ayudado en la misma forma. Emerson describe perfectamente lo que sentí acerca de estos “momentos de entrega a Dios” cuando dice: “Hay una profundidad en esos breves momentos que nos obliga a adjudicar más realidad a ellos que a cualquier otra experiencia”. Estos momentos, sumados a muchos otros, me dan el poder cada vez mayor de ayudarme a mí mismo y a otros a sentir el poder eterno del Amor.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1974

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.