
Relatos de curación
Nuestro amoroso Padre-Madre Dios siempre está presente, protegiéndonos y transmitiéndonos la guía que necesitamos y podemos entender. La oración y el estudio constantes nos permiten a cada uno de nosotros escuchar la voz de Dios y seguir Su guía.
Cuando perdió la visa en un ojo, John abrió ampliamente su pensamiento para recibir toda la bendita verdad como la revela la Ciencia Cristiana. El está muy agradecido por la curación rápida que obtuvo con la ayuda en oración de un practicista de la Ciencia Cristiana.
Cristo Jesús dijo que no es lo que entra en nuestra boca lo que contamina, sino lo que sale de ella (véase Mateo 15:11). Esto le inspiró a Sandra a prestar más atención a lo que pensaba o decía acerca de otras personas o circunstancias.
Cuando una madre comenzó a orar como estaba aprendiendo en la Ciencia Cristiana, el temor por una afección en el pie de su hijo desapareció, y el niño sanó de forma rápida y permanente.
La oración en la Ciencia Cristiana no consiste en arreglar o cambiar una condición de la materia, puesto que Dios nos hizo y nos mantiene porque somos Su perfecta imagen y semejanza espiritual.
Dios es nuestro protector y nada, salvo lo bueno, puede tocarnos realmente. Saber eso ayudó a nuestra autora cuando una abeja la picó.
Nunca estamos separados de Dios. Podemos tener la expectativa de estar siempre a salvo y conscientes de lo que sea que necesitemos saber.
La creencia falsa de que la visión de Raymond estaba lesionada fue reemplazada por la comprensión de su existencia permanente como reflejo de Dios. Su pensamiento fue corregido espiritualmente, y como resultado la visión perfecta fue restaurada.
Con la ayuda de un Practicista de la Ciencia Cristiana por medio de la oración, el autor de este testimonio venció un problema al corazón. El dice que las palabras no pueden expresar la satisfacción, gratitud y alegría que vienen con la curación espiritual.
Al orar, la autora se dió cuenta de que nunca podría dejar de saber que era una idea espiritual completa creada por Dios. Tomó cada una de estas benditas verdades y se aferró a ellas, y el dolor se calmó.