
Relatos de curación
En febrero de 2013, mi obstetra habitual diagnosticó una menopausia prematura, así como una enfermedad muy grave que afectaba las funciones ováricas. Tenía sólo veintitrés años.
Antes de conocer la Ciencia Cristiana, yo hacía lo mejor que podía con mi vida. Tenía una familia: esposo y tres hijos mayores.
Encontré la Ciencia Cristiana hace más de cuatro años. -¡Por fin! Es lo que inmediatamente pronuncié después de comenzar a leer Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, el libro de texto de la Ciencia Cristiana, escrito por Mary Baker Eddy, Fundadora de la Iglesia de Cristo, Científico.
Hace unos meses sentí náuseas y me enfermé. Mi temor era que me podía desmayar, y aunque estaba en casa, no habría nadie alrededor para ayudarme.
En el año 2010 fui seleccionada para una consultoría de 15 meses con las Naciones Unidas en la República Dominicana. Me sentí muy feliz por esta oportunidad que Dios me estaba dando en mi carrera, y deje mi país con mucha expectativa y alegría.
Hace varios años, me contagié de un herpes en la lengua. Era algo muy doloroso y no podía comer.
Un fin de semana de hace un par de años, mientras estaba viviendo en Francia, tuve una curación instantánea. Un domingo de mañana me desperté muy temprano para jugar con el equipo de fútbol del que había sido parte durante varios meses.
Una mañana, durante el primer trimestre de 2015, sentí un dolor en la espalda, pero no me molestó el resto del día. Al caer la noche, el dolor se hizo más intenso, y empecé a darme un tratamiento científico como he aprendido con el estudio de la Ciencia Cristiana.
Hace algunos años falleció mi padre, y este hecho me sumió en una tristeza inmensa. Durante la misma época, quedé embarazada y empecé a tener muy baja autoestima.
Hace algunos años mi esposa y yo concurrimos a una conferencia de la Ciencia Cristiana, de la cual salí convencido de que necesitábamos la forma de vida que esta religión enseñaba. Llegamos a esta conclusión por las expresiones que vimos en los rostros de las personas presentes y por la salud y felicidad que manifestaban, pues pensamos que no habíamos entendido mucho de lo que se había dicho.