Relatos de curación
Mi hijo había estado desempleado por seis meses. Había enviado su currículum a varias compañías, pero no se había presentando ninguna oportunidad para él.
Hacía tres años que me había casado en Estados Unidos, y acabábamos de mudarnos a México. Allí yo había solicitado una visa de trabajo, y tenía que irme a la frontera para recogerla afuera del país.
Yo había sido criado en la fe cristiana, pero como muchos africanos, crecí en un ambiente donde la cultura y la tradición tienen una gran influencia en las creencias que se tienen. Antes de sumergirme profundamente en la lectura y descubrimiento de la Biblia, yo adoraba a los ancestros y pensaba que mis bisabuelos, que murieron antes que yo naciera, podían tomar decisiones malas o buenas sobre mí.
En octubre de 2015, cuando fui a la escuela a recoger a mi hijo de dos años, su maestra me mostró que el niño tenía un sarpullido rojo en varias partes del cuello. El sarpullido parecía estar extendiéndose también a otras partes del cuerpo.
Tengo tres niños, y siempre me siento muy feliz de hablarles acerca de Dios. Me da una sensación de paz.
Yo practico un deporte que se llama “paddle”, algo parecido al tenis. La diferencia es que la cancha tiene paredes alrededor y se juega generalmente en dobles.
A mediados del año 2012, me apareció una ampolla en el pie izquierdo, y empezó a infectarse. Mi familia no estudia la Ciencia Cristiana y me pidió que fuera a ver a un médico, quien declaró que la condición era muy seria.
Es con un corazón lleno de gratitud a Dios, nuestro Padre-Madre, a nuestro Maestro, Cristo Jesús, y a nuestra amada Guía, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, que quiero hablar acerca de cómo hemos sido bendecidos mi comunidad y yo. Estoy muy agradecido por el Consolador prometido por el Maestro, que es la Ciencia Divina (véase Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág.
En nuestra familia, hemos tenido muchas pruebas de lo práctica que es la Ciencia Cristiana. Nos hemos apoyado completamente en ella para criar a nuestros hijos, y podría llenar hojas enteras con las pruebas maravillosas del cuidado que Dios nos brinda en forma de curaciones y protección contra todo daño.
Un día, en 2013, empecé a sentir picazón en la planta de los pies, me dolía el cuerpo y me sentía cansado. En el pasado, había sido sanado físicamente por medio de la oración de acuerdo con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, por eso recurrí al tratamiento metafísico para poder liberarme de esas sensaciones.