Relatos de curación
Todo comenzó un domingo por la noche hace varios años, cuando mi hermana y yo fuimos arrestadas por dos policías encubiertos mientras acompañábamos a un primo hasta un taxi a unos 300 metros de nuestra casa familiar. Un tercer agente, que estaba en uniforme, nos obligó a ambas a ir a la estación de policía, porque no teníamos ningún tipo de identificación con nosotras.
Hace unos dos años de repente empecé a experimentar dificultad para caminar, y tenía dolor en una de mis piernas. Al principio, era muy sutil y no pensé mucho sobre el asunto.
Mediante el estudio de la Ciencia Cristiana he tenido muchas experiencias del poder restaurador de Dios. Curaciones y soluciones de diversos problemas, no sólo en mi propia experiencia, sino en la de toda mi familia.
Hace tres años se me infectó un oído, y me di cuenta de que casi no podía oír. Me puse a orar de inmediato.
Cuando comencé el estudio de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, estaba viviendo cambios personales y también laborales, pues había perdido el empleo. Comencé a orar y le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana.
Estoy agradecida por las ideas que, cada día, son una fuente de bendiciones, fortaleza y apoyo al enfrentar los desafíos. Este alimento espiritual es para mí, tan esencial como las comidas que ingiero todos los días.
Mi hijo había estado desempleado por seis meses. Había enviado su currículum a varias compañías, pero no se había presentando ninguna oportunidad para él.
Hacía tres años que me había casado en Estados Unidos, y acabábamos de mudarnos a México. Allí yo había solicitado una visa de trabajo, y tenía que irme a la frontera para recogerla afuera del país.
Yo había sido criado en la fe cristiana, pero como muchos africanos, crecí en un ambiente donde la cultura y la tradición tienen una gran influencia en las creencias que se tienen. Antes de sumergirme profundamente en la lectura y descubrimiento de la Biblia, yo adoraba a los ancestros y pensaba que mis bisabuelos, que murieron antes que yo naciera, podían tomar decisiones malas o buenas sobre mí.
En octubre de 2015, cuando fui a la escuela a recoger a mi hijo de dos años, su maestra me mostró que el niño tenía un sarpullido rojo en varias partes del cuello. El sarpullido parecía estar extendiéndose también a otras partes del cuerpo.