Relatos de curación
Yo era un estudiante en la Universidad de Lomé cuando descubrí la Ciencia Cristiana a través de un programa de radio llamado la Curación espiritual hoy, que se emite todos los viernes en Radio Lomé. Este programa es producido por Radio Kinshasa, y auspiciado por La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana.
En abril del año pasado, poco después de regresar de un viaje, mi hijo de doce años empezó a tener síntomas que parecían ser de fiebre del dengue. Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana y le pedí que nos ayudara a encontrar curación con la oración.
Varios años atrás, descubrí que mi esposo tenía otra relación y otra familia. A causa de ello tuve una profunda depresión.
Las palabras de Cristo Jesús siempre eran muy claras, precisas y poderosas. Esto se debe a que expresaba la palabra de Dios.
Todo comenzó un domingo por la noche hace varios años, cuando mi hermana y yo fuimos arrestadas por dos policías encubiertos mientras acompañábamos a un primo hasta un taxi a unos 300 metros de nuestra casa familiar. Un tercer agente, que estaba en uniforme, nos obligó a ambas a ir a la estación de policía, porque no teníamos ningún tipo de identificación con nosotras.
Hace unos dos años de repente empecé a experimentar dificultad para caminar, y tenía dolor en una de mis piernas. Al principio, era muy sutil y no pensé mucho sobre el asunto.
Mediante el estudio de la Ciencia Cristiana he tenido muchas experiencias del poder restaurador de Dios. Curaciones y soluciones de diversos problemas, no sólo en mi propia experiencia, sino en la de toda mi familia.
Hace tres años se me infectó un oído, y me di cuenta de que casi no podía oír. Me puse a orar de inmediato.
Cuando comencé el estudio de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras de Mary Baker Eddy, estaba viviendo cambios personales y también laborales, pues había perdido el empleo. Comencé a orar y le pedí ayuda a un practicista de la Ciencia Cristiana.
Estoy agradecida por las ideas que, cada día, son una fuente de bendiciones, fortaleza y apoyo al enfrentar los desafíos. Este alimento espiritual es para mí, tan esencial como las comidas que ingiero todos los días.