
Editoriales
Todo aquel que desee sanar a otros como lo hizo Jesús, no sólo debe observar una estricta conducta en el orden moral, sino también debe poseer un pensamiento espiritualizado. Bajo la guía de Dios, el Maestro ordenó a sus seguidores a que obedecieran tanto el espíritu como la letra de la ley moral dictada por Moisés.
Es posible que no siempre nos demos cuenta, pero todas las condiciones del cuerpo son condiciones del pensamiento. El pensamiento que proviene de la Mente divina manifiesta en condiciones físicas su propia naturaleza libre, espiritual e inmortal.
“¿Puedo hablar con usted confidencialmente?” Es posible que un principiante en la Ciencia Cristiana le formule esta pregunta a un o una practicista de la Ciencia Cristiana a quien le ha solicitado que le ayude por medio de la oración. Es posible que lo que tenga que decir sea muy confidencial — quizás algo relacionado con sus negocios o su vida familiar, su situación económica, o detalles íntimos acerca de su estado físico o mental.
La Ciencia Cristiana alimenta el hambre del corazón humano presentando al mundo el mensaje sanador del Cristo, el ideal de Dios. Por medio de las bondadosas ministraciones del Cristo, la Verdad, siempre activo en la consciencia humana, los individuos y las naciones están despertando a la comprensión de su necesidad de lo que es espiritualmente bueno y permanente.
El Principio — la fuente, el origen, la fuerza, la substancia — de todo el ser es el bien. No la bondad, sino el bien mismo.
¿Existe alguna respuesta para el problema que se presenta periódicamente y que llamamos desastres naturales? Sí. Según la Ciencia de la Vida nada es, en realidad, más contranatural que esos fenómenos.
El deseo de ser útil es innato en todos. Los esfuerzos de un niño pequeño por ayudar a su madre son uno de los primeros signos de este deseo.
Las guerras entre las naciones podrían terminarse si la gente se diera cuenta de que sólo hay una lucha que es, en realidad, fructífera — la lucha con uno mismo. Esto no significa que uno está en paz cuando se tiene un conflicto con uno mismo, sino que la paz se adquiere solamente cuando se conquista un falso sentido de sí mismo.
Como Científicos Cristianos, estamos deseosos de comunicarle a la humanidad las verdades científicas acerca de Dios y del hombre que tan abundantemente nos han bendecido. El punto vital radica en que estas verdades tienen esencialmente un origen espiritual más bien que teológico.
En The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea), Mary Baker Eddy escribe: “Los individuos, como las naciones, se unen armoniosamente sobre la base de la justicia, y esto se logra cuando se pierde el yo en el Amor — o sea, el propio plan de Dios de salvación. ‘Hacer justicia, y amar la misericordia, y andar humildemente’ es la norma de la Ciencia Cristiana.